Al releer, al valorar, al hacer
Sin darme cuenta, así van estas cosas, estos días he seguido con el "trabajo" que empecé el 28 de octubre, el mes que descansé del blog, en el que se cumplía ya medio año de mi estancia en Málaga, y en el que tuve una sesión con una psicóloga.
Volvieron cosas de esa entrevista, y de otras que en su día había mantenido con Francesc Colom, con amigos, con mis cuadernos y diarios, incluso con estas nuevas paredes.
Me han ayudado cantidad de cosas, empezando por el cambio de ciudad, un poco de lo cotidiano (mirarme al espejo con un vestido nuevo, qué terapia) y otro de lo que estoy construyendo aquí.
Estas actividades a las que ya me había y he apuntado.
Esta comunidad de vecinos donde tengo un par de amiguetes: vida social sin mencionar la palabra bi-bi....
Regular sueño. Es gracioso eso de que te digan si "te pagan para colocar el sol o qué". Dormir una hora más empieza a hacerme sentir mejor persona, cuántos meses sin dormir bien parecen acabar.
Escribir relatos. Me preguntaron si sentía felicidad al hacerlo. Estoy trabajando en algo que me gusta, me absorbe, incluso me convierte en una perfecta cascarrabias.
Todo ello... "Blue, persona".
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Llevo un par de días haciendo las "obras" que tanto anuncié en el blog. Ha sido un quiero y no puedo largo, a base de mover uno o dos artículos cuando los veía, no de forma sistemática. De seleccionar ya muchos posts destacados para esas FAQ. De hecho, todavía me queda al menos un día más de trabajo.
De no haberme sentido centrada y en paz, no hubiese podido.
He tenido oportunidad de releer tantísimo de lo publicado...
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Antes sabía mucho más sobre el TB. Al principio, tendría menos experiencia (testimonios siempre se compartieron y enriquecieron), pero mucha más base teórica. Ahora, como en tantos otros campos, o he olvidado, o he decidido olvidar.
Sigo opinando que es nuestro deber informarnos, al principio es básico incluso para nuestra supervivencia, y también es siempre interesante conocer las bases biológicas de lo que nos ocurre, pero al décimo libro, o centésimo artículo, quizá nos lo hemos de plantear. Creo que llega un momento en el que el el exceso no conviene, que esa información es terreno del psiquiatra, no nuestro. Quizá lea sobre algún nuevo medicamento en un artículo, y ría sabiendo que tarde o temprano me harán pasar por ahí; ya me ha sucedido, y prefiero no saber nada de ese fármaco que no me diga él.
Mi papel ha cambiado estos años: de leer (algún artículo de vez en cuando, sí), a observar en qué consiste en mí el TB. Que luego mi psiquiatra en consulta me cuente la vertiente teórico-práctica del asunto en este momento y lugar.
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Bipolar no es lo más importante. Eso quedó atrás, y lo que marcó la diferencia fue (apunto como hecho más importante ahora, aunque no ha sido el único), la retirada de una pastilla que me incapacitaba demasiadas horas al día. Y me la tomé, pese a alguna súplica, hasta que tuvieron a bien retirármela el año pasado. Y qué, si estuve cinco años con ella.
El tiempo, nuestra existencia, transcurre... diferente, mientras sufrimos episodios y/o efectos secundarios que no tienen nombre. Tampoco lo tenía el Trastorno que me llevó a tomar todo eso, y firmé con el tratamiento. Al año, había plantado este blog, y mientras tanto, creció, no como yo esperé sino como quiso.
Cambiaron de nuevo la pauta el noviembre’08 por otra cosa que tampoco toleré pero me hizo engordar de nuevo, lo que (junto con otras cosas de mi vida) me distrajo, de forma que no reconocí el bien que me había hecho librarme de aquella pastilla hasta hace relativamente poco, con todos los cambios en mi vida privada.
Pero el "Cuaderno de rutinas y bipolaridades" (tema rayante hasta decir basta) está lleno de "la tostada", como llamé al mareo insoportable de cada mañana que sólo me dejaba escribir, y del hambre insaciable a medianoche, cortesía de la misma pastilla. Sufres, pero luego, por supervivencia, olvidas otro tanto. No reí al leerlo, me dije "realmente lo tuyo ha sido libertad condicional".
Hasta que mejoras, y dejas de necesitar "eso"... no daba crédito a mis ojos cuando vi la pauta descendente por escrito. Paciencia en esos años, me la dio mucha gente. Impotencia, cabezazos. Todo pasado... aquí nunca digas nunca jamás, pero por si acaso ya sabes que se sale, eres más fuerte, y que si hay una próxima, quizá podrás solo.
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Bipolar ya no es un pan que coma miga a miga durante toda la mañana, esa "tostada". Ni durante todo el día, bajo un episodio cruel en el que necesite cuidados de la familia. Ni por la noche, con galletas.
Las nubes parecen haberse despejado un tanto. La pauta que sigo ahora tiene sus efectos secundarios, pero no son agresivos, no hay comparación, puedo y debo hacer lo se me pidió, ser autónoma, vivir, realizar actividades. Olvidar el pasado sería mi perdición, pero sé lo que tengo ahora, tengo un nivel de salud aceptable, mejorable, para no estar con la palabra bi-bip-bipolar todo el día.
Eso sí me coloca en una buena línea de salida.
Tengo ocupaciones. Preocupaciones. Algo de vida social. Otro horario e incipientes hábitos, que sin todavía consolidar perdería, el dedo no me chupo, de sufrir otro pico depresivo.
Seis años y medio para poder escribir esto.
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P.D. Que no me gusta dar nombres de fármacos de mi pauta, es sabido (que acuso mucho los efectos secundarios, también). Porque en este blog es muy "famosa", confieso que mi tortura estos años fue la quetiapina, y me la tragué con patatas, 2003-2008. Es una gran responsable de mi mejoría, así hay que verlo.
Imagen: gracias por este "saludo al sol", Víctor.
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Víctor -