Nivel beginner bipolar
La información, la información sobre el trastorno es lo que va a ayudar al tan importante proceso de concienciarnos de que tenemos esto, de que hay que aceptarlo.
Hoy he maldecido un tanto el estar fuera de los círculos donde se divulga el trastorno bipolar, mientras contestaba a un lector. Las asociaciones apoyan, informan, con ello ayudan tantísimo. Cuántas veces lo he recomendado. Qué hubiese sido de mí sin su apoyo cuando mi vida pendía de un hilo.
Luego, el psicólogo me puso a raya. Es su trabajo, no el de las asociaciones ni grupos de ayuda. Cada uno tiene su terreno.
Siempre recomendaré un psicólogo que haga las veces de psicoeducador, nada de psicoanálisis ni pájaras. Terapia cognitivo-conductual. Ayuda para nuestro día a día y concienciación. Psicoeducación.
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Que conste que lo intenté, volver a la información que dan las asociaciones. Me metí en la sala de conferencias, donde hablaba un psiquiatra. A la tercera frase, salí despavorida. Me acababan de proporcionar una información que no quería tener en la cabeza, quizá porque el contenido era demasiado avanzado para mí, tanto que lo percibí peligroso. Prefiero quedarme mil veces en el ABC de la cosa, porque además suelo olvidarlo.
Me ocurre con el inglés. Recientemente, conocí a una inglesa. Veo todo lo que puedo en versión original subtitulada, todas las series de TV que me bajo. A la práctica, resultó que podía hablar bastante bien. Pero era consciente de que cometía errores de nivel elemental.
He decidido volver al nivel beginner. Necesito repasarlo, o lo que sé es inglés mojado. Aquí tengo unos libros de inglés básico, por ejemplo. Para qué los necesito ahora, pues para quitarme la rabia que me dio quedarme en blanco para decir un simple número que aprendí cuando tenía quince años.
Sobre lo bipolar, actuar en dos frentes es lo que tengo encima de la mesa, de momento. Myriam, como amiga, me ha puesto dos deberes de sentido común. Tengo psicóloga pronto, y también espero que me cuente cuatro cosas que necesito oír, que de hecho ya empezó a hacer el otro día. Aunque me las hayan dicho ya desde hace seis años: de hecho, es un discurso que se ha ido repitiendo durante ese tiempo, despacio, hasta poder aplicarlo. Es asumir poco a poco una vida nueva tras haberse roto la tuya, paso a paso... así puedo contarlo ahora (y quizá me equivoque mucho dando un sólo apunte acerca de lo que es la psicoeducación), además de llenarte la agenda vital de responsabilidad con la toma de pastillas y actividades. Hay demasiado sentido común en toda esta historia, no es ningún lavado de cerebro sino un apoyo necesario ante la que te ha caído.
Algo no va bien ahí en el ABC, por muy bien que me sienta de la azotea. Por eso volveré a la psicoeducación. Tropezamos con la misma piedra, dicen.
La información es necesaria. Pero no deja de ser teoría. Practicarla es otra historia.
Malditos verbos irregulares. Maldita ducha.
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