El pastorcillo y el lobo
Uno de los tesoros de la familia es una cinta grabada hace unos 30 años en la que mi difunto y queridísimo abuelo relata de viva voz algunos cuentos de su repertorio. Uno de ellos, el del pastorcillo y el lobo. Recuerdo perfectamente su uuuuuuuuuuuuuuuuuu, aullaba el lobo. Y estas moralejas calan cuando uno es un crío y las tienen muy presente para toda la vida adulta: el lobo viene de verdad y ya nadie se lo cree ya, pobre pastorcillo.
Y la familia por supuesto recurre al cuento, y me dicen que el día que venga el lobo, no me harán caso. Ahora soy yo el pastorcillo, tócate....
No estoy de acuerdo. Este relato para niños no es aplicable a un Trastorno Bipolar. Mi mente es un lobo cada vez que le da la gana, y puede devorarme, y lo sé, porque ya lo ha intentado. La última vez fue en episodio depresivo. Esta vez en mixto, y en mixto las cosas son más salvajes, porque tengo un componente maníaco que no me proporciona felicidad alguna, al contrario, es otro hijo de puta. Ya lo dije ayer en un comentario, mi inteligencia ahora es mi mayor enemigo, soy yo luchando contra mí misma.
El episodio mixto es un estado emocional donde tu mente ha decidido que tu cuerpo no es el mejor lugar para alojarse. Continuamente recibes sensaciones del tipo qué incómoda me siento aquí, esto no es para mí, ¿hasta aquí me has hecho llegar?. Tu mente conspira contra ti, creando ilusiones-emociones de hastío y malestar.
Y como no está a gusto contigo, pues se iría con otro, quiere abandonarte. Lógico.
Entonces crea otra ilusión, destinada a irse con otro y a dejarte en paz a ti. Tu mente crea una espada de Damocles que planea sobre ti, pero esta vez va a caerte de golpe en cualquier momento. Cuando la propia mente lo decida, a traición, no vas a ser avisado y lo que es peor, no vas a poder controlarlo, porque la enfermedad es así.
La estadística del 20% no habla de imbéciles que se suicidaron por cobardía -podría ser la opinión del vulgo, pero no van por ahí los tiros-, sino de gente a la que su propia mente asesinó. Y en ese momento no hay cobardía, hay enfermedad manifestándose. El suicidio es parte de la enfermedad, nos guste o no el tabú.
Mi yo físico y espiritual no se encuentra bien con la azotea conspirando. Ya ha ido a urgencias sin éxito, esa doctora que no sabía qué hacer conmigo (has tenido mala suerte, te ha tocado la tonta, me ha dicho hoy otra usuaria del hospital) y tiene a sus amigos vigilando, para abortar un intento real cuando se produzca. Ya no me chupo el dedo, estoy pidiendo AYUDA antes de que pase algo que todos lamentemos.
Ya he hablado del resorte del suicidio. Mi mente, esa hija de puta, le ha dado voluntariamente al interruptor, sin mi consentimiento, claro está. Se había puesto on en septiembre, se desconectó a off ese mismo septiembre y me quedé tranquila.
Ahora está on nuevamente. El episodio mixto enciende muchos resortes, y éste es uno más, pero el más jodido en cuanto a las más que probables consecuencias. Se dice que la probabilidad de suicidio aumenta al 50% en episodio mixto.
No dejaré de insistir en la importancia de tener un buen psiquiatra. Un bipolar no sólo deja su salud mental sino su propia vida en sus manos, y eso no puede dejarse en las de cualquiera.
Por eso quiero ingresar. Ya he pasado por un episodio mixto con el on activado, pero ahora no sobreviviría.
Voy a intentar un ingreso voluntario. Un ingreso es algo muy serio, nada agradable, y quizá me lo nieguen porque no soy enferma aguda, y las camas son para ellos porque hay pocas y han de priorizar. Efectivamente, no me encuentro en las últimas ni fuera de mí, o no todavía, sólo sé que estoy on, y quiero supervisión médica hasta que deje de ser un peligro para mí misma.
Porque no quiero suicidarme, pero mi mente sí me suicida. Y mientras esté lúcida y no salte la alarma, voy a luchar para que ello no ocurra, para poner medios, para activar los cortafuegos que en su día creé para este momento. Para que luego nadie pueda decir que no hice nada y que fui una cobarde; una vez muerta, todo esto me importará un bledo, pero NO QUIERO MORIR, tengo muchas cosas que hacer todavía en este mundo. Y si muero, no será cobardía, sino el Trastorno Bipolar el culpable, esa serotonina asesina.
Y lo digo a sangre fría, en estos momentos soy una suicida en potencia. Hace pocos días que me ha poseído ese demonio, está ahí la idea que empieza a atacarme a momentos puntuales. Soy muy consciente de que la espada planea sobre mí, me encuentro mal, muy mal, por ello, porque estoy hipersensible: cualquier mini-resorte de la vida real puede darme la puñalada definitiva. He dejado de leer e-mails, no estoy para disgustos de ningún tipo. En estos momentos, necesito una vida emocionalmente neutra, nada ha de disparar mis emociones porque la espada las acompaña.
Y me indigna y humilla que me tomen por el pastorcillo.
Y la familia por supuesto recurre al cuento, y me dicen que el día que venga el lobo, no me harán caso. Ahora soy yo el pastorcillo, tócate....
No estoy de acuerdo. Este relato para niños no es aplicable a un Trastorno Bipolar. Mi mente es un lobo cada vez que le da la gana, y puede devorarme, y lo sé, porque ya lo ha intentado. La última vez fue en episodio depresivo. Esta vez en mixto, y en mixto las cosas son más salvajes, porque tengo un componente maníaco que no me proporciona felicidad alguna, al contrario, es otro hijo de puta. Ya lo dije ayer en un comentario, mi inteligencia ahora es mi mayor enemigo, soy yo luchando contra mí misma.
El episodio mixto es un estado emocional donde tu mente ha decidido que tu cuerpo no es el mejor lugar para alojarse. Continuamente recibes sensaciones del tipo qué incómoda me siento aquí, esto no es para mí, ¿hasta aquí me has hecho llegar?. Tu mente conspira contra ti, creando ilusiones-emociones de hastío y malestar.
Y como no está a gusto contigo, pues se iría con otro, quiere abandonarte. Lógico.
Entonces crea otra ilusión, destinada a irse con otro y a dejarte en paz a ti. Tu mente crea una espada de Damocles que planea sobre ti, pero esta vez va a caerte de golpe en cualquier momento. Cuando la propia mente lo decida, a traición, no vas a ser avisado y lo que es peor, no vas a poder controlarlo, porque la enfermedad es así.
La estadística del 20% no habla de imbéciles que se suicidaron por cobardía -podría ser la opinión del vulgo, pero no van por ahí los tiros-, sino de gente a la que su propia mente asesinó. Y en ese momento no hay cobardía, hay enfermedad manifestándose. El suicidio es parte de la enfermedad, nos guste o no el tabú.
Mi yo físico y espiritual no se encuentra bien con la azotea conspirando. Ya ha ido a urgencias sin éxito, esa doctora que no sabía qué hacer conmigo (has tenido mala suerte, te ha tocado la tonta, me ha dicho hoy otra usuaria del hospital) y tiene a sus amigos vigilando, para abortar un intento real cuando se produzca. Ya no me chupo el dedo, estoy pidiendo AYUDA antes de que pase algo que todos lamentemos.
Ya he hablado del resorte del suicidio. Mi mente, esa hija de puta, le ha dado voluntariamente al interruptor, sin mi consentimiento, claro está. Se había puesto on en septiembre, se desconectó a off ese mismo septiembre y me quedé tranquila.
Ahora está on nuevamente. El episodio mixto enciende muchos resortes, y éste es uno más, pero el más jodido en cuanto a las más que probables consecuencias. Se dice que la probabilidad de suicidio aumenta al 50% en episodio mixto.
No dejaré de insistir en la importancia de tener un buen psiquiatra. Un bipolar no sólo deja su salud mental sino su propia vida en sus manos, y eso no puede dejarse en las de cualquiera.
Por eso quiero ingresar. Ya he pasado por un episodio mixto con el on activado, pero ahora no sobreviviría.
Voy a intentar un ingreso voluntario. Un ingreso es algo muy serio, nada agradable, y quizá me lo nieguen porque no soy enferma aguda, y las camas son para ellos porque hay pocas y han de priorizar. Efectivamente, no me encuentro en las últimas ni fuera de mí, o no todavía, sólo sé que estoy on, y quiero supervisión médica hasta que deje de ser un peligro para mí misma.
Porque no quiero suicidarme, pero mi mente sí me suicida. Y mientras esté lúcida y no salte la alarma, voy a luchar para que ello no ocurra, para poner medios, para activar los cortafuegos que en su día creé para este momento. Para que luego nadie pueda decir que no hice nada y que fui una cobarde; una vez muerta, todo esto me importará un bledo, pero NO QUIERO MORIR, tengo muchas cosas que hacer todavía en este mundo. Y si muero, no será cobardía, sino el Trastorno Bipolar el culpable, esa serotonina asesina.
Y lo digo a sangre fría, en estos momentos soy una suicida en potencia. Hace pocos días que me ha poseído ese demonio, está ahí la idea que empieza a atacarme a momentos puntuales. Soy muy consciente de que la espada planea sobre mí, me encuentro mal, muy mal, por ello, porque estoy hipersensible: cualquier mini-resorte de la vida real puede darme la puñalada definitiva. He dejado de leer e-mails, no estoy para disgustos de ningún tipo. En estos momentos, necesito una vida emocionalmente neutra, nada ha de disparar mis emociones porque la espada las acompaña.
Y me indigna y humilla que me tomen por el pastorcillo.
2 comentarios
Anónimo -
Una cosa carnedsiquiatra, cuando leas esto quizas hayas salido ya del hospital o bien de fin de semana o con el alta debajo del brazo. Lo triste de ésto es que estás esperando acontecimientos que palien ese sufrimiento que sientes. Espero que tu estancia en el hospital haga que te sientas mejor y puedas controlar esos malditos impulsos de tu serotonina y que no puedes controlar. Deseo firmemente y aqui te lo plasmo en tu blog, que te recuperes por muchisimo tiempo, que acierten con tu trastorno de una vez, tu dirias de una puta vez.. Sra profesora moderemos el lenguaje que eres licenciada, aunque te lo perdono si eso te deja tranquila. Desahogate mujer y por favor no recaigas mas. Encuentra esa estabilidad que tanta falta te hace para seguir con tu vida. Orden, rutina diaria que debes de seguir para que tus cosas no se alteren. Intenta vivir la vida sin hacerte daño, tu eres un tesoro y no debes despilfarrarlo sino explotarlo al máximo para que no te sientas en deuda contigo misma. No se si hara algo mis pobre palabras a tu mente prodigiosa. Pero si que te digo, con toda honestidad que te marques unas rutinas para que no recaigas mas. Querida carne de siquiatra, me sigue sin gustar ese nombre pero tu lo elejiste... en fin, espero que salgas totalmente recuperada de tu retiro voluntario por esos temores
Un abrazo querida
asmelgar
asmelgar -