Diagnóstico II: aprendizaje I
1. El diagnóstico con el ex-psiquiatra
Hermano estuvo allí. Era para asustarse. Era muy raro que pidiera un día de asuntos propios, y lo hizo cuando esa cita con el psiquiatra: indicador de que era un tema muy grave. Se veía venir, habíamos tenido unas charlas bastante duras semanas atrás.
Habían estado hablando sobre mí, Hermano y Madre. Estaba fatal, yo era plenamente consciente. Ellos, también: habían acordado que lo que más me convenía era que yo estuviese con ella en su casa una temporada. Madre me lo había insinuado dos o tres veces, y yo había declinado. Un precedente lo justificaba: duré tres días allí, una vez que necesité que me cuidase al menos una semana. Lo tenían muy pensado: Madre me ofrecía también la antigua habitación de mi hermano. No. No. Y no. Allí, no. Con ella, no. A los 35 años, no. Enferma o no, lo he dicho siempre, la lucidez no te abandona, y me encontraba demasiado lúcida entonces.
Un par de semanas antes, le había contado al psiquiatra todo lo que me había ocurrido. Había peinado Internet, tenía todas las sospechas, y un montón de hechos apuntados en la agenda sobre cinco días alucinantes a los que llamaron "manía" (ver archivos de diciembre 2004). Sabía que debía tomar notas para él, y no dormí esa noche preparándolas. En efecto, tenía un TB, y se cambió el antiguo diagnóstico "Depresión", en el historial desde 1994. Creo, digo "creo", que una de las preguntas que me hizo fue: "¿Has tenido depresiones de un solo día?" Y recordé varios días de absentismo laboral. Fue cuando informé a la familia, y todo se puso en marcha.
Acabó esa entrevista, bastante larga, y salí. Entraron Madre y Hermano. Al rato también largo, se abrió la puerta, entré a la encerrona. Sobre la mesa, dos opciones: ingreso en hospital, la primera, pero parecía darles pena o algo así. Ojalá lo hubiésemos hecho, el episodio quizá hubiese sido más corto. En su lugar, optaron por el plan que tenían en mente, el "ingreso domiciliario" con Madre. Recuerdo que les preguntó si me habían visto alguna vez así, y ambos respondieron que no.
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2. El ingreso domiciliario y el contacto con los otros nuevos y los veteranos
Recuerdo momentos malísimos, al principio. Lloraba y muy fuerte, implorando ayuda, porque quería matarme, no deseaba otra cosa sino el suicidio, y le decía a mi madre que no era yo, que era la enfermedad quien quería hacerlo, lo tenía ya muy claro, era el Trastorno quien mataba.
Caía en la cama absolutamente noqueada por la medicación, muchas veces Madre tenía que arrastrarme, llevarme casi en brazos.
Se acondicionó la antigua habitación de Hermano, entonces biblioteca de Madre, para que fuese mi estudio. Allí pasaba las horas "de depresión", miraba poco al techo, prefería chatear con otros bipolares, recibía mucha ayuda en momentos muy malos, reía también en tertulias muy animadas, y participaba en el foro con mi episodio mixto de sombra, ahí con mala leche, podría decirse que carácter, pero aprendía mucho sobre el Trastorno, y me asustaba bastante con los testimonios, como quizá más de un lector nuevo cuando asoma por aquí. Normal.
Da miedo a veces, te dices pero bueno, dónde me he metido o dónde me han metido (como decía Groucho Marx: "No deseo pertenecer a ningún club que acepte como socio a alguien como yo"), o qué me ha pasado y por qué estoy aquí, pero los hechos son así, y aquí estás y te jodes, y o lo aceptas o lo aceptas.
Pánico y peor que el de una cita a ciegas, fue el previo a conocer al primer bipolar en persona. No sabía qué me ocurriría, tal era mi ignorancia, tenia miedo no sólo de mí misma sino de mis semejantes. Había quedado con un joven al que he perdido la pista con los años, y con Marilo :)
Es cuando abres los ojos y la ignorancia y prejuicios van quedando atrás, que que aprendes mucho de los otros nuevos diagnosticados, y mucho, muchísimo, de los veteranos, libros abiertos a los que debo gran parte de lo que sé y me salvó al principio. Sí, esto da mucho respeto, miedo, incluso te preguntas si es curandería lo que practican los médicos o qué, hasta que las piezas encajan y lo entiendes. Y esa historia, bien contada, pasa de bipolar a bipolar, y es la que da esperanza.
El resto, lo he aprendido estos seis años en las charlas con el psiquiatra y con el psicólogo psicoeducador, que me aclaraban muchas dudas. Asistiendo a eventos y conferencias. En las semanas de ingreso. Leyendo libros, artículos, otros testimonios. Relacionándome en persona o internet con otros bipolares, a algunos incluso ahora años después llamo amigos. Y en muchas más circunstancias, la más importante, en el día a día con el trastorno como mi sombra.
También aprendí, no un libro sino una enciclopedia, con Josep Font, que cara a cara también me tranquilizaba en esos momentos, me hablaba del trastorno, de los mitos y de las verdades, de los hechos y de los peligros. Ellos han pasado ya por todo esto, y son sabios. Además, siempre están dispuestos a ayudarnos. Busquemos a los veteranos siempre.
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3. Ciclar, ingresos, blogs, nuevo psiquiatra
Un día, descubrí lo de los blogs, en español me parecieron muy buenos los de ciencias. Encontré el de una mujer bipolar, estadounidense, página que al poco tiempo dejó de existir. Me identifiqué porque sus episodios "tipo I" eran mixtos, también.
Quizá ese blog me abrió los ojos, y deba agradecerle a esa mujer el haber empezado a contar algo parecido, batallitas, en español. Sé que cuando abrí este blog, las horas delante del ordenador ya fueron muchas, y debió crear alarma en mi familia. Les imprimí lo que estaba haciendo. Perplejidad, supongo. Ante el trabajo, el logotipo de entonces, y lo que relataba, que me daba miedo hasta a mí.
Seguía en casa de mi madre. Ya había pasado por el primer ingreso, el peor por la situación que lo provocó, pero todavía faltaba el segundo, que sí está descrito aquí ("vengo de un hotelito en la montaña"). Seguía y seguía el episodio mixto, energía e irritabilidad, pero sentía más la depresión y no podía tomar antidepresivos por la misma naturaleza del episodio: agravar el lado maníaco del asunto. Sacarte de uno de esos es muy difícil. No sé si fue suerte o desgracia que hubiese virado a hipomanía durante unas semanas entre ingreso e ingreso. Para mí un alivio, desde luego, un respiro: fuera las ideas suicidas, la vida vuelve a ser bella. Pero ciclé de nuevo, volvieron las ideas suicidas, e ingresé voluntariamente.
No sé qué nos hace más insoportables. Cualquier episodio. Pasas de llorar implorando tu muerte, a mirar al techo en depresión, a llegar a casa con una bolsa porque has comprado cualquier cosa, y tu madre se lleva las manos a la cabeza, impotente.
Mientras tanto, tu nuevo psiquiatra (lo había cambiado nada más empezar ese ingreso domiciliario) va llenando folios, tu historial crece, tu pauta se modifica cada semana o dos, porque cuando estás mal te ve muy a menudo.Y no se lleva las manos a la cabeza, te pega una bronca merecida o te pone deberes. Es su trabajo, por supuesto, que mejores, y no todo se reduce a las pastillas.
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4. Para acabar
En 2003, al cambiar de psiquiatra, uno privado, un segundo diagnóstico, algo que recomiendo, me clasificó como bipolar tipo I, al tener episodios mixtos, mezcla de manía y depresión.
He tenido días mixtos. He tenido días hipomaníacos. He tenido días depresivos. Porque oscilo, tengo TB y así es "el negocio", al menos para mí, que además tengo ciclos hormonales. Pero ya no he tenido episodios ni mixtos ni hipomaníacos. La medicación me ha sujetado. Ha sido un proceso desde el diagnóstico. El dar con el tratamiento, y el conocer la enfermedad.
El Trastorno no tiene cura. La medicación previene las recaídas. Pero podemos tenerlas. He estado bien un tiempo. Lo he disfrutado. Tengo fe en que volveré a mejorar.
Es posible pisar la línea de la eutimia, bajar de la montaña rusa.
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Escribo este post, en contra de lo que un día me prometí, para los recién diagnosticados que llegan a esta página. Relato hechos que empiezan en septiembre de 2003 (con Hermano en la consulta), octubre de 2003 (principio del ingreso domiciliario), agosto de 2004 (primer ingreso), septiembre de 2004 (viraje a hipomanía), noviembre de 2004 (viraje a mixto, blog), diciembre de 2004 (segundo ingreso). Mi mejora y por tanto "libertad" o "eutimia en libertad condicional" empezó el 1 de marzo de 2005.
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Imagen: http://ca.urbarama.com/project/escalera-de-incendios-hospital-virgen-del-camino
1 comentario
Tiko -
Gracias Blue
eutimia en libertad condicional