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Carne de Psiquiatra -Trastorno Bipolar

Blue, persona

Cuadernos de Barcelona, domingo 19 de julio: aburrimiento en casa de locos

Cuadernos de Barcelona, domingo 19 de julio: aburrimiento en casa de locos

 

Las primeras horas del día pasan rápido. De 6 a 7,25 me he aburrido tan sólo un ratito. Me falta Internet, cómo no (...). Ayer pesqué -de la poca publicidad que quise aguantar- un anuncio de dispositivos portátiles para gente como yo que sólo quiere un momento durante unos días (...)

Ayer, comida con Marilo y R.; hoy, comida con mi hermano, cuñada y sobrino. Y el lunes, semana normal así entre comillas.

Imposible salir de viaje con estos horarios y esta salud. Por la mañana bien, me levanto pronto, de acuerdo. A media mañana durante un momento se me escapan las fuerzas, pero me sobrepongo. Lo malo es después de la comida: me llama una siesta que no hago, y a partir de ahí, sueño hasta que es la hora de dormir. No se puede uno ir por ahí con medio día “bueno”. No se puede contar conmigo. No es ninguna novedad, por mucho que ahora sea ésta la razón y no una depre. Salgo más a la calle, pero con gran inseguridad. No me gusta ir sola. Ahora así lo digo, ya no el que me aburro sola. Por eso no puedo ir a los médicos. Ni a ninguna otra parte, no sola.

El jueves tengo psiquiatra. Ya sabe qué hay antes de entrar, para eso le envié un mail. Rezo para que no me cambie a otro fármaco (...) [Pero] sólo puedo hacer que obedecerle.

Debí resfriarme en el tren. Estos aires acondicionados me matan hace años. Debería pedir hora al médico para que parase cualquier atisbo de bronquitis o a saber, pues toso más que ayer. El teléfono para pedir cita es un 902, al igual que en Andalucía. Vale la pena pagar esa llamada, pues nunca comunican, y te atienden al momento. Nada de llamar a un ambulatorio con los funcionarios saturados que no pueden coger el teléfono o el siempre frustrante ti-ti, ti-ti...

Me queda una semana aquí. Todavía no echo de menos mi casa de Málaga. Eso quizá cambie hoy mismo, por qué no, pero sigo teniendo una ilusión al día. Conmovedor. Ayer me encantó subir a ver el anillo olímpico. Madre hizo fotos, también más tarde en el Tibidabo. En alguna, el trío Mariló R. y Blue no están del todo mal.

Desde los miradores y en los circuitos en coche se aprecia cómo esta ciudad cambia, tanto que a veces no la reconozco. No sé si me gusta, quizá más bien no. Claro que hay que renovarse, pero todo lo nuevo me resulta ajeno. No me pertenece. Quizá sea la razón por la que tampoco la casa de mi madre ha dejado de atormentarme con recuerdos. Es lo mejor de esta estancia.

Bruce está de gira, y yo sin enterarme hasta que vi el cartel de Sevilla. Esto me pasa seguramente por no hacerme admiradora de su página en Facebook, lugar virtual que no me entusiasma (Blue está allí pero ni siquiera acepta amigos, ya diré la razón). Lo de no ver la tele a veces tiene su precio, porque tampoco leo la prensa electrónica tan a fondo. Ya no recuerdo cuándo dejó de interesarme “el mundo”, porque no soportaba ver los telediarios ni la publicidad. Es triste, a veces. Pero no sostenible para el alma el hecho de llorar ante alguna noticia que en teoría es para todos los públicos. (…)

Hace un rato rompí una taza, la del primer café a las 7. Pero qué manazas, qué patosa, qué tonta por no fijarme: ya me advirtió Marilo hace poco de este gran defecto. Por si acaso, he cambiado de cenicero, no sea que rompa también los preferidos de mi madre.

Escribir no es terapia, es alejarme del aburrimiento. Estas líneas sí son del diario personal de Blue. Dudo que ayuden a alguien, pero las bipolaridades, sin estar ahí en primera línea, son mi sombra, y ésta mi vida cotidiana.

Acostumbrada a vivir sola, la convivencia siempre es difícil. Negociar, ceder, aguantar y que te aguanten. Disfrutar también de aficiones comunes, reír incluso. Si me gustase la TV sería más fácil convivir conmigo. Pero si tengo con quién, preferiría una partida de cartas o dominó.

Las 8. Espero ahora a que Madre, despierta ya pero descansando, asome. No le gusta que madrugue, se nota. Pero soy incapaz de quedarme quieta en la cama. Se me iría la cabeza a lugares desagradables, seguramente. Leer se me hace difícil todavía, aunque ayer tomé un libro y unas páginas sí cayeron. Compraré ese clásico cuando esté en casa. Machado.

Dos horas después. Llevo una hora ya escuchando a los Dire Straits gracias a un amable vecino, que sigue con ese disco de éxitos desde hace la friolera de cinco años por lo menos. No me lo puedo creer (...) yo cambio mis canciones-mantra periódicamente.

Quizá esa música me haya saturado. Contraataco con Bob Sinclair, con lo que esto ya parece una casa de locos.

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Imagen: http://www.geocities.com/veleta3398/fotos/tibidabo1.jpg

Cuadernos de Barcelona, sábado 18 de julio: Shopping Barcelona

Cuadernos de Barcelona, sábado 18 de julio: Shopping Barcelona

 

De nuevo, muy pronto. Despierto en la habitación que tanto odié. Esto ha cambiado ya. Ha llovido mucho desde ese verano de 2004. No me produce emociones, ni positivas ni negativas. Es una habitación, la mía de adolescente, y punto. Ya era hora de tener paz al respecto. Buenas noticias para mi psiquiatra.

Mi sobrino celebró su primera comunión mientras me empezaba a instalar en Málaga. Tengo aquí mi foto de recuerdo. Qué niño más guapo se ve en ese retrato. No es por los lazos de sangre, simplemente quedó muy bien en esa instantánea.

Con la excusa de sacar entradas para un concierto, Madre y yo fuimos a un centro comercial, y luego continuamos por otra zona de la ciudad. El “shopping” de zapatos no produjo resultados positivos: una prueba de que algo no me calza bien es que mi madre, un número menor, se lo pruebe y a ella le siente perfectamente, mientras yo me pregunto, estúpida de mí, si la piel del zapato cedería con el uso.

Es embarazoso que en una tienda donde preguntas por un bañador de talla 52, la corsetera te escrutine con escepticismo porque le parece que no es para tanto, debas levantarte esa camisa enorme que te tapa y responder que no, que no esperas un niño. Madre le dijo claramente que el vientre era de tomar medicación. La señora asintió, no debo ser la primera. Finalmente, me vendió un bañador de la talla 50. Mi viejo bañador empezaba a hacer aguas: ya tiene algún agujero porque la presión de 15 o 20 kilos de más acaba con las costuras. El nuevo, regalo de Santa Madre (lo de Santa Claus es tontería pura), se me antoja muy “pop”.

Acabé con un achaque nuevo, parece que ahora lluevan. Los pies hinchados. Los tobillos con una protuberancia molesta. Al igual que el resfriado, debió empezar en el viaje del AVE, que me pasé como es costumbre chutada de una pastilla que me deja drogada y así estuve hasta casi Zaragoza, menos mal, ahora el viajecito significa cruzar la península en diagonal y hasta asusta verlo en el recorrido que dibujan en la pantalla. Pienso que deberé tomar algún avión en el futuro, sólo hora y pico de trayecto aunque se necesiten mil trámites para entrar en él.

No vengo nunca con viaje de vuelta cerrado. Ahí están las maletas, una con ropa y otra más pequeña con zapatos y trastos, preparadas para cualquier contingencia. Llevo medio armario metido en ella, casi para mi satisfacción, pues pensaba que tendría más ropa a la espera de perder al menos 3 kilos. Quizá el verano que viene.

2a parte

No traje el ordenador. Madre tiene uno que sería perfecto si tuviese acceso a la Red, lo que contraté el año pasado para todo agosto. Esta vez no tenía sentido para una semana programada, aunque ésta pueda dilatarse. Los vecinos hacen lo que deben: encriptar el acceso a sus redes, cosa que hace dos años no era tan común.

Hoy llega R. En plan viaje relámpago, casi como se presentó en Málaga. Mariló le espera en su casa. Nos reuniremos un rato. Reiremos y lloraremos, supongo, a lo bipolar.

Todavía no he confirmado hora para verme con otros amigos. R. Viene de Madrid, es excepcional, pero estos primeros días, de viernes a domingo, quiero estar con Madre, que para eso la he estado echando de menos. Dios, cómo cocina. Está guapísima. Es generosa. Es muchas cosas buenas.

En el barrio han proliferado hoteles, y con ellos llegaron los guiris. Se acabó la paz en este rincón de Barcelona. Ayer intentamos no toparnos con el “tráfico” humano del Parc Güell, ruta tomada hace años. Deberían poner un gran plano en la entrada de un par de autobuses, 22 y 24 si no me equivoco, con el “Vd. Está aquí” y “Vd. Baje aquí” para que no taladren en masa al pobre conductor. Aunque ya sea ex-barcelonesa, supongo que todavía recordaré trucos para no pasar directamente por puntos “calientes” como la Sagrada Familia aunque me toque ir por la zona. Y que conste que yo misma he sido “guiri” en París, Roma, y otros lugares. Somos una plaga. No en “mi” ciudad? Pues sí, me molesta. Tanto, que fue una de las razones por las que me fui. En Madrid y Málaga hay turistas, sí, pero no a este nivel: me parece que hay cuatro allí, por el centro de la ciudad, en comparación.

“No moriré sin ver Pompeya” es una de las cosas que Madre tiene en su lista. Es una de las que podría acabar haciendo este verano. Ser guiri en Italia, donde están ya demasiado acostumbrados, supongo. Admirar “piedras”. Tengo una foto enmarcada del 1992-3 donde se nos ve a Madre y servidora en Delfos, Grecia. Aunque, ja, ja, dónde voy yo ahora con los pies hinchados. A “Els encants”, el “Rastro” de Barcelona. Me hace ilusión, una de las pocas cosas. Pero alguna tengo, y eso es bueno. Ayer Madre reconoció que tenía un buen día, y quiso aprovecharlo también. Hoy me levanto de buen humor aunque con los pies doloridos, así que a ver qué se puede hacer.

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Aquí empieza la serie "Cuadernos de Barcelona", que abreviaré con las siglas CB. Esta publicación es excepcional como en su día lo fue el otro viaje allí, pues pertenece al diario de Blue, aunque era consciente de que acabaría aquí la cosa. Esto sucedió hace dos semanas.

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Imagen: http://pictures.traveladventures.org/images/es/parc-diagonal-mar12

 

No moriré sin ver a...

 

En febrero de 2006, hablaba sobre un concierto, y decía:

Depeche Mode era una espina clavada, pero mucho menor. Sólo me faltan Bowie y Prince para morir en paz.

Pues bien, esto no era del todo cierto: me dejé a Moby. No pensé en música electrónica, big beat y esas cosas "para bailar", pues estos músicos suelen tocar para audiencias muy grandes, en festivales como el Sónar, y no piso ninguno.

Esta vez Moby actúa en el Palau de la Música de Barcelona, el 22 de julio. He conseguido entradas, en el segundo piso, porque cuando me enteré ya era un poco tarde. Espero que haya visibilidad.

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De los archivos de Blue, 7 de junio de 2009.

Espero publicar en breve la crónica del evento, ya escrita. Dejo "Mistake", de su último álbum, en versión acústica. Es mi canción preferida :)

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Casi en tránsito a Barcelona

Casi en tránsito a Barcelona

 

Mariló duerme todavía. Lo que no es demasiado normal, o sí ya a estas alturas, es que yo despierte a las 6. Bien, hoy he dormido mis buenas 7 horas, así que no hay motivo para quejarse: hago horario de jubilada, no le demos más vueltas. Tampoco a la ducha, que falta me hace.

Estos días he aprovechado para escribir en el blog. Su presencia me ha hecho mucho bien, y una de sus influencias, la más débil quizá, ha sido la de inspirarme a retomar esto, esbozar unas líneas por aquí. Su ayuda ha sido impagable, organizar este caos era misión titánica.

Es su hora de volver ya, tras dos semanas. Pero no sola: me llevará consigo. Me pone negra ir a Barcelona, y a nadie de mi entorno le sorprende. Mi última visita fue el pasado noviembre. Y estaría bien no tener que ir, pero he de hacerlo: tengo dos compromisos, y uno, el más importante, es con mi psiquiatra. Tener que, eso que me angustia tanto.

Ya dispongo de un psiquiatra aquí, esta vez de la sanidad pública, pero quiero la opinión del que me ha llevado durante estos años, que me conoce y mucho, para hacerle un par de preguntas de esas con las que se gana cada euro que pago. Es un decir.

No me gusta Barcelona. Pero nada. Tanto turismo puede ser bueno para la ciudad, pero no para esta ex-habitante que ya no reconoce sus calles preferidas. Desde que descubrí Málaga, mucho menos. El clima aquí es tan benigno que la idea de empaparme de sudor a cada paso tampoco me entusiasma. Tampoco y la más importante, la mera idea de dejar mi hogar tantos días. Esta es mi casa, y cómo ha costado construirla y vestirla este tiempo, con tanta ayuda recibida, y sé que me sentiré extraña en cualquier otro lugar.

Qué lejos quedan ahora, dos años y dos meses, los días que pasé en "Polònia". Quizá estaba de mejor humor. Quizá la celebración de los 40 años en compañía de mis amigas me ilusionaba. Pienso que en estos momentos no gozo de aquel estado de ánimo tan abierto y feliz de reencuentros. Y, lejos de estar mentalizada que de vez en cuando debo ir aunque sea a ver a la familia, cada vez es peor comprar un billete destino Barcelona. Peor humor, más tristeza, más por qué, y el tengo que, el venga, te has ido pero de vez en cuando toca volver, no me hace superarlo.

Sea como sea, me esperan unos días allí. Sé que he de pensar, ya no en verde, sino en rosa, para no maldecir cada kilómetro que me aleje de Málaga. Y otra vez maletas, y cada vez es peor lo de hacerlas. Por fortuna o desgracia, poca ropa puedo empaquetar debido a lo que he engordado desde el pasado verano. Por fortuna o desgracia para mis finanzas, mi dinero me he gastado en cuatro trapos para quedar medianamente bien.

Desconozco si tendré acceso a Internet estos días. Espero que sí, o de lo contrario pereceré de asco. Podré realizar caminatas por el paseo marítimo, y más si sigo levantándome a estas horas. Podré ver a los amigos que no han pasado por aquí estos tres meses. Podré ver a mi sobrino. Estaré muy contenta de ver a mi madre, con lo que la echo de menos (ella iba a venirse aquí unos días este mismo mes). Lo sé, pero también que esos encuentros no van a llenar el vacío que ya siento ante la perspectiva global. No es un pensamiento demasiado positivo, pero así me siento.

Me dicen que si voy a pasarlo tan mal, que entonces no vaya. Pero debo. Intentaré escaparme un fin de semana por cualquier lado de Catalunya, si mi madre puede llevarme.

Qué agobio. No me gusta transmitir esta emoción, pero es la que siento.

***

CHAM, o Cosas que Hacer Antes de Morir

De muerte natural, se entiende. Si quieres conocer a alguien, pregúntale por su lista.

Tengo por ahí una o dos. He olvidado casi todo lo que he puesto en el pasado. Ayer comentaba que compré un vestido que constituía uno de mis sueños.

Es un ejercicio que recomiendo. Porque a veces (al menos a mí me pasa todavía), no nos acordamos de esas buenas razones para seguir en este mundo.

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Se intenta

Sé que iré mejorando, siempre tengo esperanza, si no pues casi es una razón de las que te quitan las ganas de vivir. Intento hacer lo que sí deriva de las ganas de vivir.

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Fragmento de un correo.

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En la 50

En la 50

El otro día (por fin) encontré una tienda de tallas grandes a buen precio.

Me compré dos pantalones y una blusa. (Ayer, dos camisetas: ya he fundido la tarjeta de crédito).

Uno es tejano. Me sentí "como en casa" con él. Había dejado de llevarlos desde... y para mí siempre han sido una prenda fetiche.

Y me sentí bien, pues ya no tengo que usar chándal ni pantalones con gomas. Cinturón y a correr.

Cosas de haber pasado de la 44 a la 50 en estos años. Tengo una tripa enorme. Parezco una embarazada a punto de parir, una que ya estaba gorda "antes de", vamos.

Me duele más la espalda, cómo no. El sobrepeso tiene bastantes inconvenientes en la vida cotidiana, no sólo afecta y mucho a la autoestima. Una se queja, pero sabe lo que hay... cosas de la medicación, de los efectos secundarios tipo hambre que muchos conocéis, y del sedentarismo. Y una sabe que no es la única con este problema.

Lo dicho: me siento persona con esta ropa, y a pesar de todo, eso me hace estar contenta: mi autoestima ha subido.

. . .

Imagen: morfotipos de mujer. Sobre el estudio de las tallas, uno de los muchos artículos sobre el tema

http://www.europapress.es/00074/20080207153117/sanidad-presenta-morfotipos-anatomia-mujer-serviran-regular-nuevo-tallaje.html

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Bon dia per tothom

Bon dia per tothom

Buenos días a todos, el cielo en Madrid luce intenso como sabéis que me gusta, y vuelvo de Barcelona con un par de kilos de embutidos de mi tierra para seguir engordando un poco, que he recuperado lo que he perdido aysss...

De las muchas cosas buenas que ha habido, ahora no hablaré de mi familia aunque QUIERO MUUUUCHO A MI MAMÁ (no lo escribo mil veces aunque debería), destacaré porque me lo pide el cuerpo la compañía de mi "hermanita mayor" Mariló... y voy a revisar el artículo que en su día escribí pensando en ella.

http://carnedepsiquiatra.blogia.com/2006/062101-visita-especial-de-barcelona.php

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Casi llegó a los 41

Casi llegó a los 41

 

A los 5 años y 2 meses del diagnóstico. Qué importa eso ahora, sólo son cifras. Soy una persona, y cada vez más me comporto como tal (suena raro? Habrá quien lo entienda sin matices). Por consejo terapéutico y salud mental, no me he convertido en “bipolar profesional”, tentación a la que podía haber sucumbido y de la que me he librado gracias a mucha gente que quiero.

Persona, con una enfermedad. Si según quién se entera, me estigmatizará. Me cuidaré de divulgarlo, como si se tratase de hemorroides. Con eso basta para ser aceptado en muchísimos círculos de la sociedad que temen a lo que no entienden.

A los 20 años, cifra que sí me viene bastante a la memoria para referirme a un conjunto de experiencias que quizá abarcan de los 19 a los 24, ................

A veces mi mente viaja a esos tiempos, pero vuelve rápido a la realidad de la cuarentena. Qué importan los achaques. Me gusta envejecer.

Deseaba verme sin tinte en el pelo. Lo he conseguido. Me siento guapísima, y a quien no le guste, que no mire. Quiero tener mi edad, no simular lo de “qué bien me conservo” tan propio de mi generación, poco partidaria del envejecimiento. De admitir que cruzó la línea de la esperanza de vida.

Me siento más libre. Porque no me veo obligada a parecerme a nadie retocado con photoshop. Ni a tragar telebasura, entre la cual empiezo a incluir a los informativos. Sigo pensando que la TV nos envilece. Pero entiendo que al llegar del trabajo después de una dura jornada y una hora de transporte a sus casas, la gente intente relajarse con ese entretenimiento. Entiendo a los demás, porque también me relaciono con ellos. Algunos de ellos me entienden a mí, que lo bajo todo por Internet para no tragar propaganda (por supuesto, yo también consumo entretenimiento).

Entiendo mejor la enfermedad que padezco. No siento pena por mí, sólo me fastidia la depre y esos fantasmas que la siguen. A otros les tocan otras cruces. Y seguiré familiarizándome con el trastorno bipolar hasta que seamos realmente uno él y yo, hasta que quizá pueda controlar impulsos y esta bocaza.

El teclado, está claro que últimamente no trabaja mucho en el blog. A veces tomo notas pero no consigo hilvanar un artículo. A veces pienso que todo llegará y así está escrito repetidas veces aquí, en cambio otras me digo que ya he escrito bastante sobre el trastorno bipolar como para volver a los mismos lugares. Que habrá cambios en los contenidos. Que es hora de cambios ya, que todos los merecemos. Para qué volver a los hechos de hace 5 años. Eso es pasado ya. Mis batallitas bipolares están ahí para que “los nuevos”, como yo lo fui en su día, sepan que no están solos. Y que se sale, que todo pasa, que la medicación sí ayuda y que la terapia te procura una actitud positiva de lucha no agresiva: con y no contra, este punto ya tratado en muchos artículos.

Supongo que estos artículos de “cumpleaños” contienen asuntos personales de Blue. Pocas veces he actuado por ese “por cojones” o “por gazpacho” que mi queridísima Myriam argotizó. Necesito de los demás para muchos temas. Lo acepto, después de muchos cabezazos contra la pared. Lo aceptan y me ayudan cuando pueden. Me alegro de que así sea. Todo llegará, hasta la independencia que me permita, por qué no el... no, no lo escribiré, pues mejor no hacerse ilusiones. Antes, debo librarme de esta depresión, vivir en la línea de la estabilidad donde oscilan el resto de los humanos donde las emociones no desequilibran, y paso a paso, encontrar un nuevo lugar en la sociedad.

Borrador: inacabado y sin revisar.

***

A la defensiva

A la defensiva

Defiendo mi diferencia.

Defiendo a mi persona, tan dañada ya.

Pero me sigue doliendo que personas de mi círculo no comprendan.

Pero sigo confiando en la gente.

Ando por estos mundos a la defensiva.

Hasta que olvido y vuelvo a la ingenuidad.

Sin ella, no lo soportaría.

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Cosas que me hacen sentir mejor persona

Lista que estoy haciendo e invito a los lectores también que elaboren la suya.

La mía empieza con:

Reciclar papel, vidrio y envases.

*** 

Ya que estoy despierta...

Estoy siguiendo los consejos terapéuticos. Poco blog (o nada) y más vida real.

Menos vida bipolar, también. Estoy conociendo a otra gente. Un porcentaje tendrá el trastorno, pero se habla de otras cosas.

Empiezo terapia, también demandada por mi psiquiatra, a ver si mejoro de la ansiedad y salgo de esta depresión ya antes de que cumpla un año. 

Ya no consulto mi correo. Apenas me paso por los foros. Si alguien tiene alguna duda, por favor, que se dirija a bipolarneuro.com.

No puedo prometer nada, me gustaría seguir aquí pero ahora, como se ha observado, no me es posible.

Agradezco al idiota que me ha despertado por error el que ahora esté escribiendo en un momento libre, quitado al sueño.

Ale, que tengáis un buen día.

*** 

En tránsito, 10 de enero de 2008

Todavía no ha empezado la comedia programada. Quizá el documental sea interesante. Escarmentada de otros viajes, esta vez no olvidé mis auriculares. Los conecto a la salida de audio y me topo con una emisora folk. Y suena una canción de esas de taberna irlandesas, que te imaginas una noche en un pub lleno a reventar todos bailando y riendo... qué noche tan bonita fue aquélla, pero ya no bebo cerveza. Luego cambian radicalmente de país y me enchufo en mi PC al “Inside out” a la salud de mi querida Myriam. No he podido hablar con ella pero le dejé recado de que me iba a ver a [Madre].


Quien me tiene mejor calada últimamente, con diferencia, es I. Ya me ha advertido de varias cosas (que al segundo día de estar medio bien es temerario viajar, chapó tío), y claro que le doy la razón, si es que es para pagarle la consulta, por el consejo terapéutico. Es más, de vez en cuando hasta me es posible hacerle caso. Tenemos diálogos cortos divertidos últimamente:

- [Historias que le cuento]... bueno, pues nada, que no nos falte la salud

- Eso, y ahora, fúmate un cigarrillo

 

Aysssssssssssssss lo que he dicho, que me esperan 4 horas de prohibido fumar. No esperaba que me diese el mono tan pronto. Bueno, alguien a quien echar de menos estos días también está bien, que así hay más ganas de volver.


No sé si (me pierdo, que he zapeado al documental pero he vuelto al canal audio “folk de todos los pueblos”)... no sé si... ah, si acabaré con una consola como la del vecino, que parece más mayor que yo y todo... pero esas pantallitas tan pequeñas no sé, no sé. Hay mejores formas de dejarse la vista, por ejemplo, en una pantalla de 15 pulgadas.


Estoy tan cansada que ahora mismo adelantaría el reloj y me echaría en brazos de mi madre, o eso es lo que me sugiere esta melodía portuguesa. Nunca he sido capaz de entender esa lengua, y admito que tengo familiares gallegos. No distingo las vocales, y no sé taquigrafía ni escrita ni vocal. Sin ánimo de ofender a ningún pueblo, pues tengo algunos genes celtas.


Suena una melodía de flauta que me empuja a alzar los ojos hacia el paisaje. Me habla de tristeza por alguna pérdida, pero es un hermoso lamento. El paisaje manchego es bastante triste. Encinas y olivos tienen ese verde oscuro que tan poco éxito tiene en una de mis chaquetas favoritas. Sí le pega esa flauta, sí. Menudo documental me estoy montando con las bellas imágenes del tránsito, en un día de claros y nubes como hoy. Quiero una cámara, quiero atrapar luz y también transparencia.


Ya me canso de llorar y no amanese - ya no sé si maldesirte o por ti resar - tengo miedo de buscarte y de encontrarte - dónde me asegura mis amigos que te va - hay momentos en que quisiera mejor rajarme - y arrancarme ya los clavos de mi pena- pero mis ojos se mueren sin mirar tus ojos – y mi cariño con la aurora te vuelve a esperar - Y AGARRASTE POR TU CUENTA LA PARRANDA (?) PALOMA NEGRA PALOMA NEGRA DONDE DONDE ANDARAS ya no puedes con mi honra barrandera – si tus carisias han de ser mías de nadie más – y aunque te amo con locura ya no vuelvas – PALOMA NEGRA ERES LA REJA DE UN PENAR QUIERO SER LIBRE VIVIR MI VIDA CON QUIEN YO QUIERA - DIOS DAME FUERSA QUE ME ESTOY MURIENDO POR IRLE A BUSCAR – Y AGARRASTE POR TU CUENTA LAS PARRANDAS.

 

 

¿Qué fue eso?

En fin, cómo está el mundo. El documental es de los que dan mal rollito, no, si todo son argumentos para que me meta una pastilla extra y duerma la siesta. Porque me juego... a ver, qué me juego... es que si no, no vale... ayyyyyyyyyyyyyyyyyyy tengo que irrr a ..arrrr llevo casi una hora ya. Ahora suena algo del Magreb con el ritmo justo para mover las caderas, danza del vientre opcional para occidentales aburridas.


Estos post “en tránsito”, llevo varios ya durante los trayectos en tren, pueden ser de lo más chorra, tonto, porque escribo para entretenerme, y si lo cuelgo es para entretener también. Me gustaría ver la cara que pondría una de mis amistades si viajase conmigo, porque voy respirando arriba abajo despacio hondo ay ah ayy si es que no sé respirar, sólo ...ar.


Je, je. *ar. La canción ha cambiado, más instrumentos orientales tan hermosos, más danza que antes. F*ar también sirve. Echo humo. Uy, qué cambio, a country, y no le pega demasiado a estas tierras manchegas, la verdad. No sé si le sentará mejor a los Monegros (aún hay pa' rato) un complejo de casinos, que esto no es Nevada (y los maños son especie hispana única) pero así de locos estamos todos.


En la cafetería de la estación, la única en la que se puede *ar por supuesto, he estado haciendo gestiones de todo tipo. Ya que vamos, venga, hagámoslo bien. Si no llego viva (ya me entendéis, que puedo volverme a apagar) al lunes, el domingo estará casi todo hecho menos ver a mi Kidam, con ese nick se bautizó cuando dejó sus comentarios al principio de los tiempos de este blog. Qué talento tiene, y cuántas veces he querido grabar una sesión con él, en audio ya bastaría. Cómo se expresa, qué capacidad narrativa posee, qué bien argumenta y qué sentido del humor le echa a todo, en el momento-inciso más inesperado, con la metáfora más salerosa...


Siempre creí en eso que de jovencita leía o escuchaba de los intelectuales, que viajar era algo muy bueno para curarse de nacionalismos, en plural, que -ismos y gente -ista, aquí (aquí, aquí es España) los hay por todas partes. De niña no fue posible, porque era capaz de discurrir sobre algunas cosas pero [...].


Casi pierdo el tren, con esto de la agenda. Cuando he llamado a Madre de nuevo [...] me ha hecho saber dónde y a qué hora estaría (antes de la que llego, y en el andén si puede colarse), yo le he contado lo que hay, porque el sábado no he quedado con nadie, es decir, he quedado todo el día con ella. Pero por favor, que no me lleve al cine, hagamos algo más divertido: encontrar tallas grandes (a partir de la 46, que al parecer era la que usaba la Monroe, es lo que hay) en rebajas.


A Madre sí le consiento que me haga un regalo [...] así escojo yo lo que me gusta y nadie me impone ni su gusto ni la oferta al uso ni el ay si le ha gustado eso toda la vida... pues no. Ahora me gusta lo que me gusta ahora (olé).


Hora y cuarto de trayecto. Ya tengo dos poderosas razones para ir al baño.


Ahm... espero que el vecino de mi madre del último viaje siga con internet sin proteger para que pille red. Sin descargas, prometo.


(Pasan dos cigarrillos clandestinos y...)


Y las mil y una llamadas que debo hacer cada vez que voy allí y allá para despedirme o para anunciarme, y al menos saludar. Protocolos de viaje que ya no recordaba, curioso. Algo enervante, pero ya estaba de los nervios por el mono de nicotina.


Es todo un problema para una persona con mis rasgos de enfermedad estar aquí. Me enfrento a todas mis fobias en el día de hoy. Me aterra no poder consumir droga que me venden legalmente y además antes ni siquiera había distinción entre fumadores/no fumadores. El aire de un avión es tan puro como el de un quirófano, tengo entendido. El del tren también suena a aire "artificial". Este vagón sería mucho más alegre sin una película en los monitores ni consolas ni PCs. Ahora mismo, quizá conversaría con la chica que se sienta a mi lado sobre los protagonistas de esa revista que lee, o acerca de esos babosos cazurros pasan la invitan a una cerveza y dicen ser de Vallecas, en fin, hay de todo en ese respetable barrio de Madrid.


Padre me dice que me presente por sorpresa a la comida familiar a la que me propongo ir, aprovechando el viaje. Me niego en rotundo y le digo que en mi casa, que nadie se presente sin preguntar antes si puede venir, y tanto más cuando se autoinvita a una comida. Nadie, ni uno de “mi clan”. No me gustan las sorpresas, y en todo caso esa cultura donde las familias se meten unos en casa de otros... no la soporto, y lo sé porque la he mamado. Y repudiado: casi me desheredan (metafóricamente) una vez por no abrir las puertas de mi casa. Mi derecho tenía a mi privacidad, y esas cosas igual sí dejen de importarme cuando sea una anciana, pero no lo creo. A ver: cuando uno va, el protocolo dicta que él va a visitar a su familia. En cambio, ha de ser visitado y no a la inversa cuando por ejemplo soy yo la extranjera que viene de Madrid. No sé si me aclaro yo siquiera, bendita sea la pastilla y el canal audio de clásica.


Pues uy, ya queda menos: está anocheciendo y si no me dejan allí en dos horas, parte del importe del billete me lo quedo. Por favor, paso de devoluciones, que la última vez estuvimos dos horas o más en las mismísimas puertas de Barcelona. Necesito descansar. Mañana tarde-cena con una amiga que me ha de enseñar su nueva nueva casa [...] esta vez no me voy de Barna sin ver a su hija.


La filosofía de estos días es: no, a mí no me pasa nada, estoy bien. Me levantaré de la cama y le diré “Madre, estoy de puta madre” (cómo le cabrea esa expresión, hehe). Luego, ya se demostrará lo contrario. Hay llamadas difíciles de hacer y cuando he conseguido sin demasiado esfuerzo mantener el tipo. Por ejemplo, Padre es hueso duro pero ya le digo las cosas tal cual Hija-de-tu-Padre las siente, y que me respeten es mi derecho. O que se rían, si me equivoco por un día en felicitar las uvas. Cosas que ocurren, oye.


Al rato, me he vuelto a fumar, y he pensado: eres más fuerte de lo que crees. Hoy me he enfadado con una persona (ya en racha, han sido dos, pero ayer hice las paces con otras tantas). Y me he quedado algo apesadumbrada (nota: Henri, ¿diría compungida? Tenemos cada diálogoooo queeee). Pero luego me he dicho a la mierda, y mira cómo estás ya mejor, que empiezas a tener ya tu genio otra vez en marcha. Lo tengo malo, y también bueno. Ayer tuve muy buen genio, incluso publiqué a modo de reporte en bipolarneuro (allí los reportes, en este blog otras cosas) que estaba siendo mi mejor día del año, aunque tanta emoción me dejó hecha polvo. Hoy con más moral que ayer, pues es cierto que voy mejorando.


No sé quién me ha preguntado ahora que por qué iba a consultar si el psiquiatra tenía días libres. ¿Mi madre? No lo entiendo. Que entre cuatro personas, o quizá sólo tres, a veces se decida si estoy para tal o cual, no basta, por experiencia y conocimiento que tengamos de la enfermedad y de nosotros mismos. Henri es bipolar de pata negra. I., sin embargo, no tiene el TB. A mitad de 2003 empecé a conocer bipolares. Algunos son amigos, otros conocidos, a otros no les he visto nunca en persona y no hay nada o bien hay un trato cordialísimo por msn o teléfono. Pocos amigos se incorporan realmente a mi vida, reamente muy pocos. Ese cálculo le deja a mi vida desdeeeeee digamos los 80 al 2003 con alguna otra gente, alguna que por cierto es mayoría [??]. Eso no quita que en su día la comunidad bipolar se volcase conmigo. De no ser así, yo no hubiese podido ayudar a otros de la misma forma. Ni estaría aquí, quién me lo iba a decir... mi última preocupación ha sido qué hacer con los “metrobus” que hay que cambiar por las nuevas tarifas, en Madrid.

. . .

P.D. Me quedé dormida en el tren, con lo que me tomé no era de extrañar. Volví a casa, Madrid, hace algunos días.

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Selectividad

Selectividad

Me deprimo de noche cuando no hay nadie a mi lado para decirle te quiero.

Y pasan las horas con lágrimas resbalando por mis mejillas.

Sé que al amanecer el sueño me vencerá, que habré superado esta depresión nocturna.

Despertaré con el sol bien alto maldiciéndome por no haber vivido esa mañana tan espléndida.

Veré las noticias y me preguntaré por qué mueren de hambre los niños en Somalia mientras en la CEE destruyen "los excedentes".

Y con este y otros pensamientos se hará la noche, y me deprimiré de noche.

Sin amigos a quienes contárselo, apenas tengo ya amigos.

Es el precio que hay que pagar por una vida de stress y por tener a alguien a quien decirle te quiero por las noches.

. . .

Encontrado entre los resúmenes de temas académicos en una libreta que tendrá unos 20 años.

P.D. A los mayores de edad que se presentan estos días a la selectividad: que la Fuerza os acompañe. 

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Polònia, setè matí: que comenci la festa, que vull que acabi ja mateix

Polònia, setè matí: que comenci la festa, que vull que acabi ja mateix

Catalunya, séptima mañana: que empiece la fiesta, que quiero que acabe ya

 

Al sexto día tuvo que descansar, pero no lo consiguió del todo. El sector mamás es la hosssstia. Me lo han confesado, sí, es lo mejor que les ha pasado en esta vida, y me enseñan sus tesoros y al tomarles en mis brazos me emociono porque son también parte de mis amigas, los han hecho y los han parido, y ellos sollozan y apelan constantemente maaaa, mamma, mammi... y ahí está mami con su cachorro, anda, tiene sus ojos, no, la nariz es del padre, no, ese genio, me suena a su abuelo. Blú, mira, es la tía Blú, y sí, me señalan: "Blúuu". Se me cae la baba cuando sonríen. Al rato, tengo dolor de cabeza. No, no soy "niñera".

 

Pero están cansadas, marchitas, ojerosas. Esto de tener un crío a los 40 tiene muchos precios, y uno es que te dices: estas cosas deberían hacerse a los 20, cuando el cuerpo derrocha energía. Pero tuvieron que esperar mucho: a realizar unos estudios que sus padres pudieron proporcionarles, luego a lograr su propio sustento en un mercado laboral discriminatorio (más suerte en el extranjero), y a encontrar un padre para esos hijos tras diversos intentos (divorcios y eso), incluso a superar problemas de concepción. Ahora, lleva una casa, un horario laboral, y atiende y educa a tu prole. Son hijos muy deseados. Las conozco, y sé que no van a criar niños mimados o consentidos. Serán, todos niños por cierto, todos unos hombres, hacia mediados de este siglo, de forma que si pisan Marte, una por lo menos ya no podrá verles en los titulares. Otro problema de ser madre a esta edad: ya no está nada claro si vas a conocer a tus nietos.

 

También me atrevería a afirmar que están algo aburridas, porque no veas cómo se apuntan a los festejos. Ayer pensé que el asunto se zanjaba, pero de repente lo que se había resuelto demasiado fácilmente hace aguas, y el plan B del fin de semana empieza a resultar más seductor. Seremos todas menos una de todas formas, una pena pero siempre habrá en esta vida algo mucho más interesante que una fiesta para enmascarar la depresión de afrontar el puto número.

 

Por suerte, las mamis tienen pareja. Ahora, pensemos en las tres singles. Di remarcando ese acento en la e: cua-ren-ta, es más corto que los treinta-y-todos. Pareces una peke, si empiezas con trein... Pero pareces una vieja, si tu respuesta es cuaren... Es un ecuador muy peligroso para la mujer. Porque a ellos les gustan las trein... y las vein... y tú ya tienes sus cuare...Yo no voy a mentir: si tienes más de 40, incluso 45, dime que soy una vieja si tienes huevos. Y si no los tienes, por qué me tiras los tejos, imbécil. Uff, qué peligro se tiene ya a esta edad siendo mujer, realmente los hombres se sienten avasallados y en una posición de poder muy dudosa. Yo era más dócil, a los vein..., claro, pero no me habían salido los espolones, pues me divorcié a los trein... y sigo sin domesticar.

 

Dos de las tres mamis se han reunido y me mandan un sms que lejos de provocar mi alegría, hace que me desmorone en el sofá mirando al techo arggg aisenyordeumeu: el mensaje no era para mí, sino para la Comissió de Festes. Podría ser peor la cosa: son capaces de buscarse canguro para salir como en los viejos tiempos, y eso sí que mi cuerpecito, hecho polvo no por maternidad sino por enfermedad y medicación, no lo soportaría. Podría intentarlo, y daría el pego, pero luego estaría dos días convalesciente. Ya me sé la película. Lo haría con ellas, pisar de nuevo la Noche, bailar hasta reventar y retirarse tras pasar por esa panadería casi clandestina si todavía existe a por una ensaimada. Lo que no sé es si la cosa iría de rollo rock, indie o house, pero apostemos por lo clásico, que no falla: una vez cada diez años no puede ser un desastre la cosa. Y si se hace, se hace bien: hasta el amanecer, nada de medias tintas, y además ahora el metro de Barcelona funciona toda la noche del sábado. Blue es persona de extremos, y en el pasado alguna vez fue la reina de la fiesta para alegría o bochorno de conocidos y el resto.

 

Es más, de perdidos al río, el impacto post- por mi parte ya está calculado, y he decidido que seré yo quien les proponga guerra. Una última juerga en Barcelona, antes de cumplir los 40, por qué no. Se trata de las tres que llevamos maletas, y a saber cuándo volveremos a coincidir en estos viejos escenarios.

 

[Paréntesis: por supuesto, hay vida después de los 40, pues por si no lo había dicho, estas son mis amigas más jóvenes y ahora hay una oferta de ocio impresionante para el mercado de segunda mano y carrocería tan dudosa que debe disfrazarse, vestirse y perfumarse con marcas caras.]

 

Sería una juerguecita muy inocente, pero la noche se cobraría su precio. Yo me quedaría en mi habitación con un letrero "Mama, estoy pero no estoy", tendría esa opción poco agradable. Ellas no, a ellas las despierta un buaaaaa que para mí sería un hachazo. En verdad, nos parecemos en algo: todos los días son iguales. Hagamos un órdago de vez en cuando, total, qué sería de la vida sin alguna locura de vez en cuando. Además, se dice que a partir de los 40 si al despertarte no te duele nada, estás muerto. A mí me duelen las neuronas cada mañana, y la espalda a veces, hace mucho tiempo ya.

 

Pero para quejarse están los médicos, y para que te creas que la cosa tiene remedio, las farmacéuticas.

 

Este viaje es diferente, estos días sí me siento de vacaciones, con derecho a divertirme e incluso a holgazanear. Sigo posteando porque quiero y me apetece también, y además con más extensión de la habitual. Me siento relajada, contenta, animada, y eso ayuda a que escriba.

 

Sí, claro que me esperan en Madrid: estaré allí antes de que abran los colegios electorales el 27. Mucha gente perdió su libertad e incluso su vida para que yo tuviese derecho a votar, por lo que maldita sería si no lo ejerciese, pues también estaría dispuesta a morir por esa causa a pesar del odioso "todos son iguales". No estaré de acuerdo con tus opiniones, pero por favor, exprésalas, tenemos el mismo derecho a equivocarnos (libre adaptación de una cita célebre). Y algo sé de política en Madrid ya: primero, porque toda la vida lo hemos sabido incluso en Catalunya-Polònia gracias a esos informativos hiper-madrileños, ahora light tras años de democracia, y luego, porque dos años dan para algunos telediarios locales y muchas charlas al respecto en Madrid.

 

No estoy nada acostumbrada a las vacaciones, y menos "en mi pueblo". De hecho, me gustaría volver pronto a mi vida cotidiana. No sé si es bueno o malo, simplemente es así.

 

Es lo que tiene ser la Comissió de Festes, que lo ves de otra forma. Como cuando te toca cocinar a ti y te sabe el plato a cualquier cosa, digan lo que digan los demás.

 

Pero para qué rumiar. Cuando estás acompañada, la energía intelectual se emplea para conversar, y la emocional se canaliza de mejores formas: abrazos, achuchones, besos, mimos a los bebés, y también mucha alegría, muchas risas, viva la arruga y las patas de gallo, olé, estamos mucho más guapas con ellas, ¿cómo se puede sonreír sin esas preciosas arrugas?

 

No quiero comparar: no me cambio por la que era hace 20 años, ni 10, ni 1, enferma o no, porque cada día vivo y cumplo años, y no voy a negarme ninguno de esos méritos, ni a mí, ni a mis padres, pues les estaría insultando, cosa que tengo clara ahora con esta edad, después de haberles faltado al respeto cuando era una diezy... y venti.., incluso trein.... Están vivos y han recibido mis excusas presentadas con humildad, y soy muy afortunada porque cada día cumplen años también.

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Tema real: Blue, persona + Blue, amigos + Blue, familia.

 

Jarrón y libros

Jarrón y libros

Cosa rarísima en mí, el otro día salgo de casa para ir más allá de los confines del barrio con un bolso pequeño. Me ofrece seguridad llevar pastillas para dos días, cosa que debería estar siempre ahí.

No cabía un botellín de agua, algo muy necesario cuando quizá por la medicación, quizá por ansiedad, paso el día dando sorbos. Llegué muy sedienta a un bar y compré uno para llevar. Para mi sorpresa, me ofrecieron una botella de Solan de Cabras (hago publicidad, sí, porque es mi agua favorita junto con Vichy Catalan) que sólo se sirve en la mesa. Es de vidrio azul y medio litro. Y no tiene cierre, así que el sorbito se convierte en un buen trago.

Codiciaba esa botella hacía mucho tiempo y la he conseguido por casualidad; qué bien le queda el perejil. En esta casa nunca ha habido flores. Ni en las otras en las que viví. No me gusta la naturaleza muerta, pues de cadáveres está llena la nevera, y el perejil a la vista es para comérselo.

El otro día, de madrugada vi en TV un programa cultural. Está bien eso de que te recomienden libros cuando está próximo, hoy es, Sant Jordi. En Madrid lo celebrarán por la noche, como si fuese clandestino el leer... es para llorar. Las letras y las ciencias, las emiten cuando todo el mundo debería estar durmiendo. La física cuántica no da mucha audiencia, ni que una tertulia de escritores tire un best-seller a la papelera.

Ahora el tema del canon por derechos de autor llega hasta las bibliotecas. Cada préstamo va a ser gravado con 0'20 euros, cosas de la UE, pero no los pagará el usuario. Este tema está dando para muchas columnas de opinión. Mientras, la Comunidad de Madrid, especialista en propaganda institucional, declara una y otra vez en spots televisados que el 70% de los madrileños lee.

Me pregunto si este año debería regalar un libro. Aquí esas cosas pueden malinterpretarse. Allí en Barcelona también, claro.

 

P.D. Recibí 2'5 rosas :D Aclaración: la de Mme. M. Amèlie puntúa 0'5.

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Frases sin conexión aparente (extracto del diario personal de Blue)

Frases sin conexión aparente (extracto del diario personal de Blue)

La cita es de Chesterton: cuando se deja de creer en Dios, se cree en cualquier cosa. Así nos va, y los escépticos, custodios del pensamiento científico, son especie en vías de extinción.

A estas alturas, una de las pocas cosas en las que creo es: en el matrimonio, y en el divorcio.

No sé qué me produce más escándalo, si el precio de la entrada para el concierto de los Rolling Stones (unos 150), o un spa para perros estresados. Esta civilización está condenada. El otro día (¿ayer?) vi una peli realmente buena, los yankis imaginaron ya un estado de sitio en NY en 1998 por terrorismo islámico, y además, merecido, por entrenar ellos mismos en tácticas y construcción de explosivos. Cosas que le pasan a cualquier hijo de vecino, o hijo de puta, por dejar tirado a un aliado en un mundo donde si no lo eres, te conviertes en enemigo.

En la dieta hipocalórica no se menciona para nada el café. Me alegra sobremanera porque pienso seguir tomándomelo. Si es que me va el veneno... y el azúcar. Y el aceite de oliva. Una dieta puede amargarte la vida. Para qué leches me he de tomar una manzana ahora. Quizá la pese, y sólo toque media. 

Lo de verificar si los discos de baladas para Madre se grabaron bien me está matando. Había una de Lenny Kravitz, qué recuerdos. Menos mal que los altavoces siguen en su caja, a saber cuándo los instalaré. Como lo de colgar las cortinas. Estoy a oscuras, y me importa un bledo.

Intento hacer muecas. Los músculos del sonreír se atrofian. También los vaginales. Hay que ejercitarlos.

Henri escribió a alguien de su pasado, quiere recuperar una relación que ni se sabe por qué acabó. En parte le admiro, pues igual consigue esa amistad perdida. Pero ¿alguien se va a tomar bien que le digas que ese no-sé-por-qué-me-apartaste-de-tu-vida es porque después de enloquecer, te diagnosticaron TB? ¿Alguien va a querer? Mi opción ha sido no intentarlo siquiera. Creo que no merece la pena y no tengo ganas de más humillaciones. Pero sigo haciendo ejercicios para apartar de mí a toda esa gente, porque acuden a menudo, son mi pasado, fue un pasado glorioso pero ¿acaso vale la pena ese derroche emocional?

Llega un día en el que pinchas. No ha ocurrido nada especial, quizá en sueños. Las tareas están ahí gritando "hazme" por toda la casa, hasta el punto de que al salir de la ducha no tenía una toalla... hacer las cosas a medias, ponerla en la lavadora pero no sustituirla por otra. Sabes que has pinchado porque no apuntas nada en el papelito y porque rechazas llamadas entrantes.

Qué razón tienen cuando me dicen que estoy bien viviendo sola. No me soporto ni yo, pedirle a alguien que lo haga es impensable. Madre me rescató del sofá una de las noches en las que me quedé noqueada viendo lo que luego no recuerdo. Tengo la casa hecha un desastre, y ya no recuerdo cuándo estaba presentable para visitas.

Ayer dimos un buen paseo. Hay calles que esperan a gritos la llegada del verano para abrir las terrazas y servir cañas a mogollón. Es bueno darse duchas de humanidad con amigos, y es emocionante asistir a los momentos en los que la gente, para variar, aparece en tu vida.

*** 

La chica de mirada triste

La chica de mirada triste

Me jode sobremanera que cuando alguien pasa unas horas conmigo, diga apreciar mis sonrisas y me pida más. Me jode porque ya hay quien va a "animarme" porque celebra el momento ya definitivo de la carcajada, como si fuese un orgasmo, vaya.

(Es que es obligatorio pasarlo bien en estos tiempos de ocio tras el trabajo o vacacional, si no te diviertes a tope -en plan casi para luego publicarlo-, eres más marciano que un bipolar).

Esto ocurre porque se dice, porque se sabe, porque a veces por teléfono ya se nota, que mi mirada sigue siendo triste. Incluso mis autorretratos. Uno de 2003, está en mis archivos... no supero esa expresión.

Es contradictorio que sea una persona que sepa reír con los ojos. Ríen poco, pero lloran menos, aunque conocen bien ambos extremos. Lloro con la mirada, también se me da bien, más que con lágrimas, esas las dejo para momentos simplemente de emoción ya sea positiva o negativa, y lloro más con alegrías.

Cuánto trabajo me queda por hacer... sólo sonrío a ratos a la vida y es como si me costase, al principio, pero si sigo sonriendo, bastará un mal (ni siquiera mal, cualquier) recuerdo del pasado que se cruce en la conversación. Es difícil disimular cuando el inconsciente trabaja.

Me jode, me jode, reír y sonreír es lo único que le pido a la vida y es tan difícil... sólo momentos, eso sí, los retengo luego en mi memoria, junto a las risas de los demás. Me gustan las fotos mentales.

La única medicina que tengo son esos amigos que me sacan la sonrisa, pues la depresión ya es vitalicia, y es lo que hay, sin penas, no siento pena sino rabia, pues no es bonito ser la depresiva del grupo. Porque antes esto no era así... yo era otra persona, era yo la que recibía con sonrisas, yo era la fiesta personificada y la gente se reía de mis salidas ingeniosas.

Esa foto de 2003...

No comment (lo añadiré a las FAQ: esto quiere decir que no admito comentarios al post, gracias)

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Yo cuido de ti

Yo cuido de ti

9 a.m. papeleo burocrático. 10.30 ginecólogo. 12 h. recoger pc reparado.

El ginecólogo tiene en su expediente mi diagnóstico desde que lo abrió. Me amonesta cariñosamente, esta vez quiero que te hagas estas pruebas en este año. Por último me dice que (si no tengo pareja) él cuida de mí, algo así, algo hermoso que retengo mal en el momento de vestirse a toda prisa para largarme.

Es bueno que alguien cuide de ti, sin agobiarte, sólo siendo directo en sus palabras, hieran o no, sin juzgarte, y no lo hacen si son verdades. Que puedes sin ir más lejos contar con la ayuda de un profesional porque su trabajo está ahí, para cuando tú no te encuentres bien. Mi psiquiatra también me cuida. Hay de todo en este mundo, claro, nunca había tenido un ginecólogo tan majo, ni un psiquiatra que fuese tan amable:al final, después de años de buscar al parecer asoman personas.

Tratar con gente a veces me deja sin energías para escribir. Eso me ocurre estos días. Siento que no tengo nada nuevo a aportar aquí, que no es este el lugar donde explicar con detalle con quién me relaciono, qué pelis y series de tv veo, qué libro tengo ahí por terminar a unas 20 páginas del final hace dos semanas, qué foros a cuál más bizarro visito y dónde tomo algo. Es algo privado que comento con mis amigos y a veces me dicen "mira que eres friki, tía" (ya lo piensan por tener este blog), y nos reímos juntos.

Mi cabeza ha de trabajar. Si no se llena, poco puedo outputar. Ahora es un esfuerzo llenarla, me agotan esos inputs por cansancio y desconexión, o por mera ansiedad. Y mis sensaciones son tan confusas, mi ánimo tan inestable, que me siento incapaz de escribir algo que fije mi estado actual con una fecha de publicación en el blog. Es como tener que escoger el cómo estoy dentro de ese 4 oscilante.

Tengo correo de lectores por contestar. A veces no sé qué responder y quizá en otro momento o día esté en condiciones de hacerlo. Hoy recibí uno de un familliar, me hizo mucha ilusión pero al poco tiempo volvió la melancolía, pero qué efímero es todo.

Siempre digo que tengo una enfermedad, algo crónico, pero como va a rachas, no digo ni me etiqueto con el cada día soy una enferma. Estos días sí me siento enferma, de mi segundo diagnóstico psiquiátrico, con tanta ansiedad y fobias encima: la agorafobia y la social se llevan el oro y plata. Pero tengo a Henri en casa de visita y me siento acompañada. Hacía mucho tiempo que no nos veíamos y siento que tengo un regalo, la compañía de un amigo lo es, en esta casa donde muy pocos tienen el privilegio de usar esporádicamente una copia de las llaves.

Mucha gente cuida de mí. Me han dicho que eso pasa porque soy una personita muy especial. Yo respondo automáticamente con todo el cariño que puedo dar, con todo el consejo que puedo pensar, esforzando mi don de empatía, y con todo lo que mi hogar puede ofrecer.

Ya dije que no sé cómo me siento, quizá agridulce y eso no explica nada.

No sé cuándo volveré a postear de forma regular, o mañana mismo, o quién sabe. Le doy vueltas y no me parece una buena idea anunciar que acabé el libro o que fui al centro a pasear, o que hace un frío asqueroso. Ni los dolorosos detalles que acompañan a esas fobias, no me siento obligada o no ahora porque lo he hecho en el pasado como obstáculos cotidianos. Tampoco me tienta la idea de dedicarme dos horas al día a esta página, no ahora que las charlas con Henri ayudan a centrarme. Es posible que mañana sólo vuelva a conectarme para atender el correo urgente y en msn no tenga cuerpo para charlar o me quede conectada mientras hago otras cosas. Estar conectada a veces es la única prueba de que estoy viva.

Esto del nunca se sabe, el mañana como misterio en cuanto a actividad física y anímica, esto es lo que tantas veces me mata; mañana debería ir a un museo pero ¿aguantaré la vista del cuarto cuadro sin que me agote la concentración? Eso ya pone a la angustia en guardia, quedaría fatal escaparme del lugar.

Pero ya lo acepto, porque es mi realidad y además como a otros también les ocurre... es parte del negocio bipolar.

El Dr.House (la serie cada vez me interesa menos pero los ojos de Hugh Laurie me atrapan) diría que después de esta sarta de perogrulladas, cualquier cosa que pueda comentarse no dejará de ser otra...

Y no quería hacerlo, pero escribir esto mientras aclaro ideas, misión ciertamente improbable cuando los fármacos están haciéndole un masaje bestia a mi cerebro, me quita dos horas de buen sueño pero ¿y si me distrae de pensar en que mañana debo ir a un museo? ¿Y si este insomnio que se presenta en forma mini me dará la excusa para no ir? Odio los planes y las agendas y Henri lo sabe, somos únicos a la hora de encontrar excusas donde otra gente vería tan sólo un fastidio pero iría a intentar disfrutar e incluso lo conseguiría, con o sin bipolar, cuánta gente sin este trastorno se enfrenta a esta especie de pereza (por llamar de algún modo al "no lo disfrutaré) mental.

Es posible que es posible que es posible que es posible que es posible que ... se avecinen cambios.

Mis padres me llaman, otros me escriben, todos cuidan de mí de una forma u otra.

Cuidan en la medida de lo posible mis miedos. El bronce va a parar a la soledad. No importa ahora que Henri esté conmigo, duerme ya en el sofá, y debo enfrentarme a mi cama, donde la sensación de soledad es tal, a esas horas ya no escapas, que a veces no me acerco.

Este es un borrador de post que subo cuando termine su redacción, no sea que vaya a acompañar a otros 50 que no me apetece editar porque muchos no son material emocionalmente recuperable.

Mañana será otro día, buen título para otro post que contenga pajas mentales y perogrulladas cotidianas. Pero hice algo que antes estaba en mi rutina diaria, comunicarme con vosotros, aunque hoy pueda en el fondo sentirme orgullosa de mucho de lo vivido antes de retirarme en teoría a medianoche cuando tomé la medicación. Ahora estoy "sopa".

A estas horas me da la verborrea mental, ahora que apenas puedo tener los ojos abiertos. Bah, mañana puedo arreglarlo pero ¿seguiré en este estado de ánimo extraño? A veces es mejor que una foto fija quede así aunque haya quedado inconexa, con párrafos enteros eliminables o que deberían estar en otro lugar. Una foto borrosa.

Conozco a uno que tiene una foto borrosa en casa, y pagó un dineral por ella. Yo no comulgo con ese arte pero sí, una foto borrosa me define bien hoy: poco lúcida, muy lábil, los recuerdos del pasado clavándose en mi alma como algo inevitable de por sí pero más cuando Henri y yo nos recordamos hace ya años. Escucho, y tomo notas, de cosas que sé y había olvidado.

Un té amargo que hoy deja su poso a estas horas una vez hemos reído y compartido buenos momentos. Él duerme, y tengo miedo de ir a mi cama aunque el cuerpo y sobre todo la cabeza me piden a gritos descanso para no pagarlo caro mañana y pinchar como anfitriona.

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1440

1440 Anuncio de cochazo:

Supongamos que cada mañana te encuentras 1.440 euros.
Sin hacer nada para ganarlos.
Puedes regalarlos, gastarlos, divertirte con ellos o quemarlos.
Pero los que no uses, al final del día, desaparecerán.
Así funciona la vida.
La diferencia es que lo que te encuentras cada mañana no son 1.440 euros.
Son 1.440 minutos.
Piensa bien qué vas a hacer con ellos.
Que te diviertas

Comentario:

Hoy hace dos años que llegué a esta ciudad con mi maleta, y me he gastado a lo cutre unos cuantos minutos al despertar con la resaca insomnioco-pastillera (igual igual que cuando llegué, sin dormir), pero luego, para celebrar mi dicha, se me ha ido casi todo el resto en y con lo que a los madrileños en realidad más nos gusta hacer: salir de Madrid.

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