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Carne de Psiquiatra -Trastorno Bipolar

Cuaderno de rutinas y bipolaridades

Un día bueno ¿seguido de tres malos?

Mi buena amiga catalano-madrileña Mme.M.Amèlie solía decirme que cuando tengo un día "bueno", suelo forzarme de tal manera que luego lo pago con tres malos.

Ayer tuve un día bueno, conseguí (eso sí, acompañada) completar un montón de gestiones pendientes. Incluso me duché, no sin esfuerzo por meterme. Acabé tan cansada que me quedé frita a la hora de los nenes, al coste de levantarme muy temprano. Le doy las gracias a L. por ello (sola no hubiese podido) esta mañana en un mail-tostón. Esa costumbre, antaño diaria, quizá esté recuperándose... sería para mí una gran alegría volver a la carga, quizá no tanto para los destinatarios.

Sólo tuve un momento de ansiedad. Se presentó en la forma que no duele: me puse a sudar repentinamente. Esta modalidad va de cabeza a pies, y últimamente sólo se me mojan los cabellos. Por eso llevo una gorra en el bolso, no sea que se me constipen más las ideas.

Revisando esa agenda que todavía no sé usar bien (si esto es así para mí, imaginad lo que es recordar lo que van a hacer otros), imagino que estoy en la semana en la que toca menstruación y esta vez viene, por fin, de forma activa. Eso sospecho, y ojalá se cumpla.

Sigo con la nueva pauta. Algo me dice que va a funcionar y tengo esperanza de mejorar mi calidad de vida. En cuanto a efectos secundarios. En lo que se refiere a la vida cotidiana, tengo serios problemas con la memoria, y la afasia nominal cada vez más frecuente: no encuentro las palabras, olvido demasiado, titubeo frecuentemente. También lo noto cuando escribo, aunque siempre se me dio mejor que hablar. Anoto todo lo que puedo, y aún así, olvido hasta el papel donde lo hago.

La lectura, tema recurrente en esta página. Lo único que soy capaz de leer últimamente son los subtítulos de las películas, y con frecuencia he de ir atrás diez segundos porque me he perdido algo.

Recientemente he tenido una conversación con una persona que atraviesa una depresión. Es unipolar, está empezando el tratamiento, tanto que no se sabe si es exógena o endógena. Los bipolares conocemos algo de eso, ¿no es cierto? Recordé a M. y su relato, artículo destacado en las FAQ:

http://carnedepsiquiatra.blogia.com/2006/041601-depresion-unipolar-relatada-por-m..php

Aunque lo nuestro suele ser endógeno. Estamos destinados a ciclar. Y nuestros psiquiatras, a estabilizarnos y prevenir futuras crisis.

Ya ha amanecido. Me acabo de tomar las pastillas. Es mi tercer descafeinado, hora de dejar el brebaje ya, aunque acuso el madrugón (a las 5.30, sí).

Empieza el día, y con él los retos cotidianos antaño normales pero que hace años tanto me cuestan: la ducha, el salir de casa.

Un motivo para hacerlo, que no sea de fuerza mayor.

Buenos días, lectores.

***

Día

Hoy hemos desayunado Henri, yo y su pareja con el manos libres. No hay como compartir un té rojo por teléfono. Atontada por las pastillas y concentrada en el tema, no me he puesto a lo que a veces sí hago: como me pone las pilas su charla, aprovecho para fregar los platos.

Demasiado buen tiempo hace, es un día de esos que da rabia no aprovechar.

Lista de la compra: albahaca. Para eso mejor no ir al supermercado, porque ya sé lo que es llevar una lista de la compra y salir con lo que menos te esperas. Lo cierto es que ir a la compra parece ser un hobbie y allí acabo gastando más de lo necesario.

Me he comprado una gorra más veraniega. Esto va muy bien cuando no hay valor para lavarse la cabeza y hay que salir. Hay que salir, estés como estés, pero no con pelos de loca. De la ducha es difícil librarse, porque la ansiedad me hace sudar de arriba a abajo y (esto sí es una desgracia) he perdido el sentido del olfato por el tabaco. Cuando no te hueles, mejor te lavas porque sí. También es difícil, en depresión, se hace lo que se puede.

Pues a ver qué pasa: si lavo los platos, si me ducho, si me lavo la cabeza además o estreno gorra, si hago la cama, y si salgo a la calle.

Lo de la limpieza general de los sábados lo dejo, no sea que me dé dolor de espalda y lo demás se vaya a la porra.

A ver... y a ver si averiguo qué ha pasado con el formato de Blogia, que los títulos de los posts ahora aparecen del color que no corresponde y subrayados, cosa que me da mucha rabia. Al no poder poner fotos, además, esto está fatal desde el punto de vista estético.

***

Día 'hay que hacerlo'

Cuando toca, toca, y es que ha tocao.

Y más, si es visita a un terapeuta. Palabras mayores.

Y gestiones en la calle, no todas, pero muchas de las pendientes, algunas hacía meses.

Por suerte, no he acabado con todo, de lo contrario no podría contarlo.

Este puente del 1 de mayo ¡Tengo Planes! ¡Me llevarán a muchos sitios!

***

Alegría para empezar el día

Cuaderno de rutinas
Diez y poco: arriba. Despierto en la cama.
Pastillas. Descafeinado. 

 

Al poco, maldigo el descafeinado. Sólo uno ya llama a un ataque de ansiedad.

Cito post antiguo: Coffe and Cigarettes http://carnedepsiquiatra.blogia.com/2004/113001-coffee-and-cigarettes.php 

No son las 11, y ya estoy hecha un ovillo, no puedo respirar, miro al pc y me da el telele... me tomo un extra.

Ducharse? Fumar? Nada puedo hacer. Esperar a que pare.

Mientras espero, desespero un poco.

I. tiene razón, igual el aire puro me ayuda.

Me armo de valor y otras cosas y salgo a la calle.

Que me miren, con gafas de sol y gorro (lo hacen, sí, no es fobia social sino ir contra un día de primavera).

Vuelvo al poco. No tengo mucha energía, de la propia ansiedad.

Lo haría mucho mejor acompañada, pero el consejo terapéutico es salir por la mañana aunque sea dar la vuelta a la manzana.

Yo fui a comprar tabaco, no fuere que la ansiedad viniera porque se acabaran las reservas.

Pero hace tres semanas que la ansiedad viene porque sí, cuando menos me lo espero.

No hay patrón, sí situaciones que me la provocan de vez en cuando.

El que más duele es el de la noche, por qué recién tomadas las pastillas a veces me da el ataque.

Ayer me libré del de la noche, pero empezar el día con un ataquillo no es lo que se dice levantarse con buen pie.

La ansiedad te deja el cuerpo hecho polvo, sin fuerzas. No vales para nada.

Ni para el PC, cambio y corto porque me pone nerviosa. 

Nada de pena. Estoy divinamente. Sé un poco ya cómo afrontar estas cosas. 

***

Borrador. Lo editaré cuando esté mejor. 

Agua caliente

Agua caliente

En pos de este bien, que es una de las cosas que nos separan del tercer mundo según I. (ahora estoy muy de acuerdo), me dejo caer por casa de M.M.Amèlie. Cena improvisada, buena charla, y una camiseta en préstamo para dormir.

No sé si el café que tomé al despertar ha tenido algo que ver, porque no era descafeinado. Cuando he conseguido ducharme (para eso fui) y vestirme, se me abren tantas posibilidades... ir aquí, hacer esto, por qué no lo otro... que de repente me noto acelerada de pensamiento.

Me da miedo salir, entonces. Si estuviese en mi casa, me tomaría una pastilla para calmar el coco. La tengo, pero si la tomo ahora me quedaré aquí tirada unas horas.

Me armo de valor y regreso a casa. El sol me ha beneficiado, y ya no necesito de extras farmacológicos.

Pasa que cuando quiero hacer demasiadas cosas, acabo por hacer: ninguna. Lo del jabón y agua caliente al parecer ya fue demasiado. Lo demás, buenas intenciones.

A los pocos días, vinieron a arreglar la caldera. La paradoja: tener por fin agua caliente, y nulas ganas de ducharse, más bien miedo.

***

P.D. Escrito hace unas semanas.

Imagen: http://www.rit.edu/~andpph/exhibit-bubbles.html

Mal despertar

Mal despertar

Despierto casi temblando, abrazada a mí misma. No he salido de la cama y ya siento fobia social por todas partes.

Me da pánico hasta contestar un SMS, que ignoro.

Respiro hondo, pasará. No hace falta que llame a nadie, un mal día de vez en cuando para una bipolar con tanta fobia creo que ya es norma de la casa.

. . .

Un buen consejo terapéutico: como el mal ya está hecho, el haberme levantado tarde:

el resto del día no tiene por qué pagarlo.

***

Imagen: "Figuras" (Jorge Pedraza http://www.jorgepedraza.net)

Hoy es un buen día para hacer caso al psiquiatra

Hoy es un buen día para hacer caso al psiquiatra

Hoy se ha levantado un buen día para hacerle caso al psiquiatra. La razón es que me he levantado pronto.

Hace poco me preguntaron si seguía alguna rutina para escribir en el blog. Lo mejor que se me ocurre es "la hora del café", en la que he escrito meses. La hora del café alude a un concepto de sobras conocido: que me levanto con las pastillas de la noche en la cabeza, y al tomar las de la mañana, puedo tardar en reaccionar unas horas, que son las del café, aunque tenga el brebaje limitado.

Me siento bastante lúcida y con ganas de hacer cosas, de no permanecer en el sofá. Hoy puede ser el primer día de un febrero en el cual vuelva a ser una persona estabilizada, y ahora es cuando toca trabajar para vencer esos residuos de depresión que tanto cuestan. De hecho, se me aconsejó no escribir en la página, y creo que algo de razón había en la medida.

Fuerza de voluntad... o me levanto bien, como hoy, o no sé qué es eso. Si estoy bien, claro que me apetece bajar a la calle y realizar actividades, también de limpieza. Lo que hasta yo echo de menos después de tantos meses.

No me atrevo a listar las tareas en un papelito del bloc cuadrado blanco. Ahora mismo, estoy al teléfono con Henri, que se reporta a estas horas.

Pasa una hora, y ya antes de colgar el teléfono reparo en que no recuerdo qué tenía que hacer exactamente, y eso que lo tenía claro cuando me he puesto a escribir, creo que el residuo de las pastillas acaba de borrarme la cabeza. Me ha recomendado usar la agenda del móvil. Si tengo una en papel. Ya, pero yo me encontré con que no la miraba. Claro, es que ya no trabajamos. Esto es, hemos perdido la rutina y ni anotamos ni la abrimos al empezar el día.

En blanco. El plan es que no tengo plan. Sí, (¡menos mal que lo puse de título del post!) hacer caso a mi psiquiatra.

***

Calefacción

Calefacción

Me siento contenta. Hace dos días que me levanto por las mañanas. También porque voy a ver a Henri, que se pasará por Madrid unos días. Pocos, pero menos es nada. Me comenta que están a 18º. Ay, de mayor quiero ser una jubilada que viva en Levante.

Me siento con ánimos de ir a la ducha. Debería ir a teñirme a la peluquería, pero lo dejo para la semana que viene. El tema es que para teñirse hay que llevar el pelo preferentemente sucio, dicen que pica menos. Hoy lo tengo en perfectas condiciones de caspa, pero quiero que Henri vea el poco rubio que me queda ya.

Hacia las doce de la mañana me entra el bajón. Me quedo sin energía, se me cierran los ojos con ese mareo. Muy lógico. Quizá por eso no he salido a la calle, miedo me da ese momento sin la protección de mi exoesqueto o apartamento. Estas paredes son mi lujo por su precio, y mi cada día más acogedora cárcel.

Creo que hasta que no consolide de nuevo el sueño a sus horas, va a sucederme, por efectos secundarios o por mero golpe de cansancio. Estoy llevando a cabo con más o menos éxito las tareas que he escrito, y otras que salen cuando empiezas a dar vueltas por la casa. Es día de ponerse a ello, o el último día, antes de que la asistenta haga por mí cosas de las que ya me veo capaz.

Claro que tengo lumbago. Tengo la regla, es decir, todo está en orden, menos el primer día que anduve doblada.

A las 9, -1º. a las 12.30, 8º. Otro dato a tener en cuenta, porque ya que no he de fichar en ninguna parte, mejor que salga con menos frío. Este año la calefacción va a tope, y la factura del gas me va a dejar sin la paga compensatoria esa que en enero regula el IPC.

. . .

Ha pasado más de un mes desde ese escrito. Estaba mal, con abulia y agorafobia, tirada por la depre. Resulta que ahora tengo una avería en el calentador, así que en esta casa no hay quien se duche (ya he tenido dos experiencias de esas que te dejan bien despierta) y he dormido con una manta extra. Es curioso que cuando uno se puede duchar, es cuando más se dice que lo desea. Pasa en la vida, sí, anhelamos lo que no tenemos. No sé si es por esta mejoría de la depresión que quiero meterme bajo el agua, o por lo otro.

Qué más contar este domingo... que tengo ojos de domingo (título de un post del año pasado), para variar. Me están saliendo arrugas en la frente como resultado del gesto: abre bien los ojos, porque se te caen los párpados. Qué drogadica estoy, qué comfortably numb.

***

Imagen: http://www.eyebeam.org/engage/engage.php?page=exhibitions&id=68 

Anuncios varios

Anuncios varios

1. A familiares y amigos cercanos, entendiendo como tales los que poseen mi número de teléfono personal.

TOQUE DE DIANA, mínimo 8 a.m., máximo 10 a.m. No vale si no he salido de la cama y me he puesto a prepararme el café.

TOQUE DE QUEDA, mínimo 23 p.m., máximo 1 a.m. No vale si no estoy metida en la cama.

Os envío circular por correo electrónico explicándoos pormenores pertenecientes al "Cuaderno de rutinas y bipolaridades".

Me sois de gran pero que de muchísima ayuda despertándome por las mañanas. Hoy ha sido la primera prueba, todo un éxito.

Gracias, os quiero.

 

2. A lectores que me han escrito.

El otro día reparé en que he perdido correspondencia "vía" la carpeta de spam, pues recuperé un mensaje entre más de cien. No suelo consultar antes de borrar, pero lo hice y ahí estaba un mensaje de un lector.

Si no he contestado a alguien, o bien ha sido porque no me he sentido en forma y hoy intentaré rebuscar por si acaso, o porque no he llegado a ver sus mensajes. Lo siento.

Queda reabierta la sección de "Cartas": quiero publicar algunas de las cosas que me enviáis, así que os pediré permiso para editar fragmentos de los que me contáis vuestra historia. Todo testimonio importa.

 

3. A lectores que comentan en posts antiguos.

Intento responder a algunos comentarios en privado, pero no me es posible hacerlo con todos. El problema es que la probabilidad de que alguien caiga en un texto de los archivos, salvo que haya buscado algo específico, es baja, y quien ha comentado allí no tendrá posibilidad de que otro lector conteste, con la excepción...

El artículo más comentado (55 hasta la fecha) y "vivo" del blog, con diferencia, está dedicado a la pastilla S. (y así respondo a otra pregunta: seroquel), quetiapina.

Por si alguien quiere pasarse, incluso participar en este mini-foro espontáneo:

http://carnedepsiquiatra.blogia.com/2005/112401-tragate-la-quetiapina-querida-s.-.php

Repito: si alguien quiere hacer preguntas concretas y recibir respuestas el mismo día, es mejor que escriba en bipolarneuro. De hecho, remitiré este contenido a ese foro.

 

4. En general,

Visitad las FAQ.

http://carnedepsiquiatra.blogia.com/temas/faq.php

Que una lleva la página sin colaboraciones, y las escribí para ayudarnos a todos un poco en este galimatías desde noviembre de 2004.

 

5. Para Blue:

MÉTETE EN LA DUCHA SO (¿WEBONA?)

Si consigues dominar ese sueño, recuperarás rutinas, te encontrarás mejor y pronto tendrás fuerzas para escribir (no sé si a diario) en el blog.

***

Imagen: http://www.xornalistas.org/novidades/nova.php?id=1174&lg=gal

Consejos terapéuticos 2007

Consejos terapéuticos 2007

Lo que sigue es la amalgama de las palabras del psiquiatra, del psicólogo y también en buena parte de amigos que me conocen.

 

He de salir a la calle una vez por la mañana, y otra por la tarde. Vale caminar una manzana (sin comentarios). Lo cierto es que se me ha de mentalizar mucho y persuadir incluso para sacarme a la calle a dar una vuelta, y no sé por qué sucede esto, pero así son las cosas.

He de hacerme la cama, cosa que en la vida... soy del sector contrario. Voy al dormitorio sólo a dormir, y siempre me ha dado igual. Me está costando horrores porque no me acuerdo, directamente.

Sobre dormir: controlar las horas, ir disminuyendo progresivamente. El cuerpo pide dormir más en depresión y eso hay que irlo cambiando poco a poco. Voy mejorando, aunque el coco muchas veces me pide guerra por las noches y luego me deja en coma durante el día.

He de moderarme en internet (a favor de la vida real), y en concreto en lo bipolar. Un paro en mi actividad en el blog que los lectores sin duda notan, pero es asimismo consejo por mi bien mental. Por ello apenas cuelgo fotos, porque encontrar lo que busco me supone un trabajo extra que no puedo asumir ahora. Con calma lo iré haciendo. Pido paciencia porque yo la estoy teniendo.

He de mantener la cocina limpia, sin pilas de platos. De esta manera el entorno resulta, para empezar, amigable para tareas de cocina. Para seguir, amigable a la vista: me sé de una que viene por aquí de vez en cuando a pasar esa inspección marujo-sanitaria en concreto, ja, ja.

He de doblar la ropa y meterla en el armario y los cajones. Nada de la silla donde todo se acumula, que ha sido al igual que la cama deshecha, mi costumbre. Doblar y planchar nunca han sido mi fuerte. El otro día me atreví con el cajón de los calcetines: puro desorden.

Tengo que relacionarme con gente, de nuevo preferiblemente fuera del ámbito bipolar. Cuando vaya mejorando de esas fobias irritantes. Pero nadie me va a apartar de Henri (de nuestras charlas al teléfono de una hora al menos dos veces por semana) y otros buenos amigos, que amigos son y si compartimos el trastorno, pues mala suerte, pero no pienso perder contacto.

. . .

Estas orientaciones no pueden aplicarse de la noche a la mañana. Por ello las llamo "2007", y seguramente seguirán vigentes otro trimestre (o más, seamos realistas) del 2008. Me refiero por supuesto a conseguir el hábito, pues lo deseable sería que todo se automatizase e incorporase a mi forma de vida.

Sola no puedo tantas de estas cosas, está claro por todas partes. He de pedir ayuda, y si no puede venir de amigos, contratarla. A un amigo le puedo pedir que cambie una bombilla, digamos, pero no fregar el suelo: soy incapaz de abusar así, no procede si no tienes la gripe. La bombilla la puedo cambiar yo, pero si me subo a la escalera prefiero que el amigo sea el "jefe de obras" que mira desde el sofá vigilando que no me caiga. El otro día fui con la asistenta a hacer la compra. Los recados se me dan muy mal y deben acompañarme. No pasa nada, sólo que la gente tiene sus obligaciones y la amiga enferma cansa, cansa porque siempre es el quizá y el ahora no puedo.

Hay que persuadirla para salir de su cueva, hay que no atosigarla para que no se bloquee en esos momentos, hay que irla a buscar a su casa. Hay que entender muchos detalles pequeños que no voy a escribir aquí, que quizá comparta en intimidad, pero que hacen mi vida en solitario algo difícil. La ducha es vox populi, valga de ejemplo cotidiano.

De dejar de fumar, no se habla, no es el momento según los terapeutas (y oigo lo mismo desde hace 15 años). Sólo noto la ansiedad por eso, por lo que fumo, porque hace tiempo que no la siento en el cuerpo como un dolor y eso he ganado. Y es un gran avance para el trastorno de ansiedad, mi comorbilidad favorita.

En resumen: el orden en el hábitat ayuda a ordenar la mente. Acabar con esta desestructuración ambiental hará que mejore, sin cambios en el tratamiento farmacológico pues voy bien servida de antidepresivos.

Sigo presa de la abulia, algo que me ha sorprendido porque esta forma o síntoma de depresión nunca me había atacado. Pero la información es poder, y ahora que lo sé, no desespero. Todo pasa.

Por eso, lo más importante es que a pesar del bajón gordo de este año, una recaída para la que no estaba preparada psicológicamente por otra parte,

estoy tranquila:

NO SUFRO

No sufro, cosa que cuando he estado enferma pocas veces he podido afirmar. Puede que sí, que mi vida sea vegetativa en estos momentos, que no me satisfaga y a veces siento que envejezco sin más, pero me aferro a ella sin más problemas que los que procuran algunos malos ratos propios de la depresión. Sé que estoy bajo una enfermedad y es lo que hay. Puedo leer libros (no periódicos ni revistas de papel, han de ser digitales), puedo ver películas y alguna serie a fin de entretenerme, matar las horas en las que no tengo voluntad para nada más útil. Y ah, le voy a pedir a los reyes magos una bici estática en la que pienso hace mucho tiempo, de tercera mano me vale (nota privada para un amigo o dos que no saben qué hacer con la suya).

. . .

P.D. Por tanto, que nadie sufra tampoco. Sé que hay amigos que pasan por aquí para saber cómo estoy. Quizá sea momento ahora para reiterar que esto no es mi diario íntimo, ni mis cuadernos personales. Estos posts de Cuaderno de rutinas y bipolaridades no son ni deben ser predominantes en el blog. Porque a veces cuelgo textos que tienen semanas, meses e incluso años, y no siempre advierto de su fecha. "Por lo que posteas te noto bien"... no es información real, no es el titular de hoy acerca de mi ánimo general. Por eso estoy llamando a mis amigos y conocidos últimamente. Si quieren saber cómo estoy realmente, les exhorto a que usen el teléfono. Así quizá quede algo matizado que el huevo frito del otro día no tuvo de anómalo más que resultar un desayuno fuera de horas y que tuve humor para ponerme música de la que me emociona.

***

De cháchara

A las 4 a.m., un libro malo te aparta de la lectura. Te conectas. Siempre hay alguien.

Te encuentras hablando de pastillas y de si alguien bebe o dejó de beber. Mientras alguien, muy atacado en lo bipolar, está bebiendo y nada puedes hacer, porque ya lo sabe, sabe que no es compatible con el tratamiento. Es muy duro, sí. Sólo puedes acompañar a esa persona. Pero la cháchara sobre pastillas no escapa de ningún chat entre bipolares. Pedir que dejen el tema es como pedir a un grupo de ciencias que aparten a ciertas horas la filosofía de la ciencia. De madrugada, sólo deberían permitir los chistes y cuentos para dormir en los salones de chat. En alguno de literatura, quizá. Hace tiempo que no piso el IRC Hispano...

El sueño me juega malas pasadas. No es el primer domingo que paso en cama, alejada de todo y todos. Desaparecida. Un día que no existió. La madrugada sí, por desgracia, para hacer del lunes un día de los duros.

Despiertas, son las 2 a.m., y cuando falla el libro, en plan obsesivo te dices: voy a buscar las puñeteras recetas. Perdidas hará casi un mes. Igual han caducado y ya no pueden aceptarlas. En mi vida había perdido el fajo de papeles que me aseguran un mes de medicación. Y las encontré, por fin. Dentro de la libreta que no he tocado en demasiados días.

Tengo sueño, tomé las pastillas de la noche incluso con un extra para dormir, pero me ha podido todo.

. . . 

Se hacen las 11. Un día más lavándome como los gatos. Lo bueno del invierno aquí es que con este frío puedes salir con un gorro, que disimula muy bien el cabello, que no está sucio pero sí lleno de crestas de punki.

Tareas: ir a la farmacia. Recoger algo la casa.

¿Marcharme unos días de Madrid? Me da pánico, con este sueño caprichoso. Y no quiero meter la depre en la maleta otra vez, para qué voy a engañarme.

Escribo poco, para qué, poco más hay que contar de la vida cotidiana.

. . .

P.D. Escrito ayer, lunes. Solucionado lo de la farmacia, y recogida la cocina. Hoy estamos igual, con otro pretexto, levantada a las 4.43., con un humor de perros y la cabeza chirriando por la medicación de la noche. Mañana (hoy, martes) me he impuesto cocinar, al menos un caldo, como tarea doméstica.

***

Buenos días, lectores y lectoras

Esta mañana actualicé el post del otro día, "Desconcierto en propia casa...", cosa que me debía a mí misma.

En cuanto a vosotros, lectores, os pido paciencia. Todavía no tengo el ánimo fuerte, llevo mucho tiempo sin atender al correo como es debido... Claro que podéis escribirme, la cuestión es si yo puedo contestar, y esto viene de hace mucho tiempo. Habréis notado que apenas contesto a los comentarios que dejáis (a veces, prefiero hacerlo en privado), pero no por ello dejéis de comentar si os apetece.

Vuelvo a recomendar a la gente que tiene dudas o ganas de expresarse los foros que conozco en español para bipolares.

Id a las FAQ, por favor.

La serie "CSV, el club de los suicidas vivos" me está resultando dura. Como todos los artículos que firmo con el tema "BIPOLAR". Todavía no estoy para escribir bien, por no mencionar el hecho de que lo tengo desaconsejado terapéuticamente, el trabajar en el blog, hasta que mi salud mejore. Tanto por depresión como por agorafobia.

Esto tiene sus porqués. Uno de ellos es que un texto como ése me roba muchas horas en las que no pienso ni en salir, ni en comer. En dormir, pues a veces. Llevo días durmiendo ya de noche a mañana, pero estuve una semana otra vez noctámbula tras el puente del 1.

Seguiré trabajando porque me lo quiero quitar de encima, así que espero seguir publicando la serie mañana mismo.

Este otoño, primavera al otro lado, está resultando duro en la gente que conozco. Es la ley del péndulo en cambios estacionales. Por ello, a pesar de los vaivenes, os deseo que  tengáis buena semana.

Yo la empiezo medio bien: no dormí 8 horas (desperté por sueños), pero las dormí de noche. He tomado té y no café. Estoy aseada y espero salir cuando suba algo la temperatura: ahora es de 5º, dicen, y estoy de acuerdo porque la ventana está abierta para ventilar la casa. He de redactar notas para mi psiquiatra. Poner una lavadora. Bueno... es lunes, y hay trabajo. La cuestión es si lo podré acabar o no, pero estamos en lo mismo de cada día.

*** 

Quién dejará a quién

Quién dejará a quién

Acaba de llamar Padre: "señorita, ¿cómo van esos ánimos?". Que no tenga prisa en irme, que primero deje a la depre. Le digo que mañana voy al psicólogo, y que espero esta misma semana irme para Madrid. Llevo aquí demasiado. Él prefiere que esté con Madre. Madre ya está que no sabe qué hacer. Esto no puede seguir así mucho tiempo. Pero es que es raro que coma o cene con ella... Nunca tengo hambre a mediodía, cómo puede ser de otra forma si me levanto pasadas las 12.

Es hora de irse, a la que tenga un soplo de fuerza para hacer la maleta. Supongo que el hecho de no tener ropa para el otoño que ya ha caído por aquí tiene algo que ver en esto. O que hoy sí he experimentado "la resurrección de los depres" (así llamo yo cierta reactivación hacia las 18-20h.) y ha sido casi un alivio, ya que me he pasado el fin de semana en catatonia y entre sábanas, durmiendo récords.

Yo qué sé, hoy ha sido distinto. Vengo de la calle, y eso sí es un notición aunque salí con Madre. Eso sí, el meterme en la ducha fue cosa mía. No digo cuántos días hacía que me esperaba el chorro de agua en el coco...

Tengo mucha confianza en la visita de mañana. Necesito centrarme... y dejar la depresión, o que ella me deje.

Dicho sea, para los conocidos que asoman por aquí para recibir noticias mías, y que no se acostumbren, que el blog no es el periódico.

Por cierto, saludos. Os dejo otro de los diseños de Javier Mariscal.

***

Splash

Splash

04/08/07

Si alguien quedaba en la ciudad, un sábado de agosto ya está claro que "maricón el último": quedamos los colgados parias y turistas. Las playas de Madrid: piscinas al descubierto. Me informan de que hay poca gente, nada comparado con un sábado de julio.

Desde que empezó la dieta tras el chute de tres días y casi como único alimento de cafeína y teína (soy bipolar con gusto por esos tóxicos que me permito, aunque no beneficien, sólo que me pasé unos días de la raya), he adelgazado un tanto. Y aunque la silueta haya mejorado algo, asoman estrías y carnes flácidas, tan propias de la mujer gorda como de la madura.

Cuando H. por fin adelgazó los 15 kilos más o menos que había pillado en cuatro años de pastilleo obligatorio, paró la dieta y se dijo: estas carnes blandas sólo se arreglan en el gimnasio. Elemental, y lúcido.

Sólo una vez fui a un gimnasio con éxito y fue en... 1992, en una especie de experimento "vida sana" que no duró muchos meses. Mis experiencias con el deporte se remontan a la infancia. Al olor a cloro de la piscina y los ojos enrojecidos. Creo que sé nadar desde los cinco años.

Obtener la minusvalía (y con diagnóstico TB no te la niegan) tiene alguna ventaja, por ejemplo: la gratuidad en este tipo de instalaciones. Ya he escrito que de pequeña nadé demasiado y tengo una especie de complejo de Obélix al respecto, pero me he convencido de que es el ejercicio más económico a fin de muscular. Caminar está bien, pero no es lo mismo: el efecto no es global.

Esta mañana me he dicho: haz lo que pensaste ayer, que los brazos musculados y el culo prieto al que medio-aspiras (hay que ser realista) no se construirá en un día.

Se presenta entonces lo inevitable: qué me llevo, cuántas horas estaré fuera de casa... ¿Algo de comer? ¿Bastará el protector solar? Y con estos pensamientos, sube la ansiedad, oh no, qué bonito parecía todo. Cuando salgo más allá del barrio, mi bolso parece preparado para cualquier contingencia y eso es necesidad de control. Si no hay pleno control, aparece la ansiedad.

Es el primer día y no aguantaré muchas piscinas (aquí dicen "largos"). Quizá me sienta ahogada a la segunda, pero no pienso irme entonces: descansar, y volver a meterse. No tengo un objetivo ambicioso del estilo "hoy tocan 10".

Estoy reuniendo valor mientras decido si la angustia es aplacable por sí sola, o necesitaré un extra farmacológico. De momento, la bolsa está preparada y me puse para estar por casa el bañador para mentalizarme, para esperar al momento "necesito salir" y hacerlo en esa dirección. Si es que hoy se presenta ese instante. De no ser así, por si hay quien insiste en lo de la fuerza de voluntad, sólo decir que el último de mis planes es montar un número en público con un ataque de pánico. Todavía recuerdo el de finales de febrero por el barrio y me niego.

Y si hoy no puede ser, mañana R. se apunta. Siempre puedo hacer estiramientos y ejercicios de coordinación en casa, mientras, mientras... necesito esos pectorales fuertes para que aguanten mi espalda, y esa es la mejor razón de todas para ponerme a "hacer largos": ni estética ni rutina bipolar, sino salud. Musculatura que alivie esa columna vertebral.

Buenos deseos para mi cuaderno de rutinas y bipolaridades el resto del verano y, quién sabe, la piscina cubierta también me resulta gratis.

 

17/08/07

Mis intentos todos estos días fueron frustrantes. Sola no podía ir, me atacaban todas las fobias. Me daba de cabezazos.

A mucha gente le "da palo" ir sola a algunos lugares. No es mi caso: a mí me aterroriza. La compañía no como el complemento para una actividad, sino la condición sin la cual eres incapaz de hacer algo.

Ayer (por fin) contemplé el cielo de Madrid con una novedad: boca arriba dentro de la piscina. Disfruté en especial de algo: puedes darle de hostias al agua, y encima avanzas con velocidad. Mucho mejor que querer dárselas a las paredes.

Cuando crucé el umbral de la instalación, me di cuenta que realmente temía esa entrada. Fui con alguien, cómo no. Sólo que era R., quien no dudó en disparar sus comentarios ácidos: calificó mi nuevo corte de pelo como gay. Pero también dijo algo muy bonito: que hacía mucho tiempo que no me veía tan bien, que parecía muy cambiada, que estaba diferente de forma muy positiva. Es verdad que los pectorales y hombros han entrado en razón: voy erguida, y la postura lo dice casi todo.

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Martes antifobias: en la multitud

Martes antifobias: en la multitud

Entro en razón con la visita de M.Amèlie, "despierta, Blue". Salimos hacia las seis y media de la tarde.

Nos acompañamos hasta el metro, porque decido tomarlo y no recuerdo la última vez. Antes de llegar al andén, tengo los cabellos mojados por ese sudor de ansiedad. Y eso que lo que más nerviosa me pone es llegar a la estación del metro, no cogerlo.

Separamos nuestros caminos en un transbordo, y me bajo en pleno centro comercial de la ciudad, para matar otra fobia. Voy dando vueltas por calles y callejones. No encuentro la librería, pero por fin entro en el monasterio de las Descalzas Reales. Ah, sí, estaba cerca. Encargo un libro sin fijarme en naaada de lo que venden, pues por algo he dejado de ser un peligro en las librerías.

Entro en unos grandes almacenes. Eso sí ha sido una prueba. Hay que comprarse alguna ganga, pero sola no me atrevo a meter la pata. Gracias a la pericia de esta amiga en el arte del registro de tiendas, tengo una falda muy chula desde la semana pasada que estreno hoy. Revoloteo, recuerdo marcas que vestía, y salgo porque tengo ganas de fumar. Ya he visto a bastante gente allí.

Caminando caminando, entre turistas, paseantes, jóvenes en bancos y también mendigos, llego a casa, tres horas y algo después, con dos bolsas del supermercado.

No me he fijado en ningún termómetro.

Me siento tan rara por la calle sola.

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Lunes antifobias: 20 grados

Lunes antifobias: 20 grados

8.39. Llego a casa. 20 grados.

8.15. Salgo de casa duchada.

7.40. Arriba.

23.00 A dormir.

Sin salir desde el viernes :S 

Debí tomar las pastillas hacia las 22.30. No había salido, no a 37 grados durante el día: de nuevo, han de sacarme de casa. Ese peligro tiene el verano: hasta medianoche no hace algo parecido a fresco, brisa... en Madrid. En Barcelona, pues la cosa es diferente, pero este es mi tercer verano aquí.

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Esta semana me he propuesto "trabajar" desde esta hora. Porque poco más tarde, la canícula me deja encerrada en casa. Hoy no me atreví a pasear más rato. Estaba con la agradable sensación de haber madrugado: un cierto dolor de cabeza con somnolencia que se me antoja hasta agradable por ello, y ya me había tomado las pastillas. Me dije: un poco basta, mañana más.

Ya sé que se trata de miedo más que de otra cosa. Vivir con miedo y tanta fobia no es ninguna experiencia, en realidad, pues la única forma de contenerlo sin terapia es no hacer nada que te lo provoque. Eso te coloca en una posición de depresión "técnica": nada haces, a nada temes. No hay experiencia, pues.

Como sí hay apatía, tampoco te apetece ver a nadie. Si charlé por teléfono, no fue porque yo marcase. Si me propusieron tres planes el mismo día, por agobio los rechacé todos.

No sé cómo conseguí coser el dobladillo de unos pantalones ayer, y no se me ocurre nada más útil que haya hecho el fin de semana. Estuve pensando: Blue, despierta, despierta... mucho tiempo. ¿Qué vida es, sentirse dormida "vitalmente" a horas donde todo el mundo se toma su tiempo de ocio? Vida depre. Por ello me fui a dormir pronto.

Bien, esta semana quiero trabajar duro. Ya sea en lo doméstico (primera lavadora puesta), ya sea un post diario en el blog (sí, retomar los trabajos en la página), y que no falte un paseo matutino, aunque sea breve. Pocas estrategias de momento, pero espero que haciendo poco, algo cada día, no me venza el desánimo a más de 30 grados como esta semana pasada. Aunque bajan las temperaturas esta semana, dicen.

Estoy harta. Se decreta la semana antifobias.

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La vaca de Kukuxumusu también sucumbe al calor. Viva San Fermín, por cierto.

Descompresión: vida sana

Descompresión: vida sana

Poco tabaco, menos internet, un té y café y medio después de comer. Zumitos, yogur, fruta, ensalada de forraje, y algún segundo plato. Sólo corre vitamina C por mis venas y creo que está barriendo a Z. definifivamente.

No sólo ducha para la niña, sino peinado: fijador en el pelo. Aunque no puedo comparar el resultado con el después de salir de la pelu hace ya más de un mes, no me veo mal al espejo. Creo que he adelgazado pero no hay báscula para confirmar nada: no suelo pesarme, con mirarme tengo suficiente.

Estoy leyendo, gran re-novedad. Lo cierto es que no se me ocurre otra forma de dormirme, después de tantos años con esa rutina; lo de las películas es del todo provisional y además fatal porque acabo en el sofá dormida. Lo malo es cuando comienzo a ver mal, como ahora, y todavía no he desconectado del mundo aunque espero hacerlo en breve.

Di un paseo, no sin cierto esfuerzo por la ansiedad de encontrarme sola de vuelta: ese momento del "qué coño pinto yo en el centro y ahora qué hago, deambulo o voy para casa". Y bueno, ya se sabe: si todos van en manga corta y alguien lleva una chaqueta (ya de verano) negra, esa es Blue. Una mujer me llamó "mujer" para pedirme un cigarrillo. No doy tabaco, pero esta vez lo hice viendo su aspecto envejecido por la vida en las calles.

Ojalá me esperen 8 horas de buen sueño, que las necesito después de un sueño demasiado ligero ayer. Cantidad no es calidad en estas cuestiones y no hubo ni una cosa ni otra.

Y eso es casi todo, amigos. A quién le importa qué leo, qué hago por el centro, y con quién me veo... a mí, a mi vida privada.

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Imagen: un diseño de Jamaika (en los enlaces del blog)

Insomnio (post dinámico)

Insomnio (post dinámico)

04.50. Estoy insomne. He dormido una barbaridad: de 23.40 p.m. a 2.15 a.m.

Me levanto despejada: lleno incluso el pastillero semanal.

Trabajo en otro pc, el más viejo, que no tiene memoria virtual suficiente. El "principal", está para llevar a reparar. Estoy frita con el tema ordenadores, pero les doy una caña que los mato, pobres. Me he cargado el ratón ese óptico, porque apenas uso el tradicional y se ve que le pego manotazos en vez de suaves toques. En fin.

Estoy bastante lúcida, pero hoy quería colgar algún texto de 2004. Por ello este post desaparecerá, supongo. Porque ahora no me veo con ganas de escarbar entre todo eso. Sólo me faltaría ponerme de un humor extraño releyendo batallitas cuando ahora estoy sufriendo una pastilla nueva.

Trabajo para hacer no me falta, y sola estoy bien. Pero para hacer una excepción, estaré conectada con mi cuenta hotmail para hablar con "el otro lado del charco" o algún otro insomne profesional español.

Me aburren los posts cotidianos de rutinas y bipolaridades, aunque en pleno cambio de pauta sí deberían importarme estas cosas.

Si se presenta algo hilarante o un desbarre, quizá se convierta en un post dinámico.

Estoy de cierto humor: he limpiado los trapos con lejía.

Lo olvidé (imposible, si acaso comentarlo): tengo un dolor de espalda de esos llamados "ve al fisioterapeuta". Hacía un año que no me dolía así, quizá porque se aproxima el tercer aniversario del accidente.

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20.27. Estaba y no estaba previsto. Salí a la calle dos veces. Al volver esta tarde, tenía la cabeza despejada y mi ánimo era otro, es un pez que se muerde la cola pero a media mañana iba sin equilibrio y el paseo fue el justo. Lo de la tarde... yo a eso le llamo el despertar de los depres. Eso sí, la espalda es otra cosa, debo estar pinzada. Y ya no tengo fuerzas para salir, no quiero arriesgarme ahora que me puedo desmoronar en cualquier momento. Pero me temo que la fiesta no se ha acabado. Cómo adoro a esta pastilla nueva, cuántas aventuras...

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Cuatro razones para NO salir

Cuatro razones para NO salir


1. Tomar café. Estoy liada porque me queda tarea pendiente, he de salir después y no tengo tiempo... ni tiempo ni ganas de comer, y se me hace la hora. El café al final se toma en mi casa. Buen café con cafeína (ahora sólo tomo té) y buena compañía.

2. Cita por la tarde. Era para un (otro) café. Pero está cambiando el tiempo y voy atontada cual mosca, al otro le pasa igual y necesita una siesta. Más tarde no va bien. Mala suerte, pero así se alarga el primer café.

3. Supermercado. Como hace esta luz (dejó de llover), me di cuenta cuando ya habían cerrado. No lo hice por la mañana, pues sólo escribí media lista de compra con cuatro productos no urgentes mientras limpiaba cristales y otras marujadas, también de las cibernéticas.

4. Tentación en regla. "Venga, nunca más será la noche del sábado 9 de junio... apúntate, bailamos un rato y nos retiraremos pronto". Declino, según mis protocolo o buenas costumbres de no salir a esas horas. Hago mal, porque me da el insomnio de todas formas. Hago bien, porque entonces empieza la gran tormenta.

Aunque me duché, sólo me he vestido decentemente (no precisamente para un lugar de la Mancha que conozco), sólo mientras hacía pruebas buscando algo que me convenciera para ese segundo café. Tenía demasiado trajín y estrés para comer, cenar e incluso dormir a mis horas.

Valoración de la rutina de este sábado: insatisfecha, aunque haya puntuado alto en "vida social" y fuese cojonuda, oxidante a la vez que antioxidante, esa ducha de humanidad.

Hay más. Hay hastío profundo por no poder ejercer de Persona Normal, pero ahora no me apetece hablar de ello. Son notas para el psiquiatra.

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Del diario personal de Blue.

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Noticias, 30 de mayo

Noticias, 30 de mayo

Ayer el catarro me secuestró y estuve todo el día apartada del mundo. Desperté con llamadas perdidas de preocupación. A mí también me preocupó el tema.

He dormido pocas horas pero es normal: ayer hiberné. Sigo sin sentido del gusto y olfato, y con dolor de cabeza, pero los mocos se calmaron un poco.

Pese a todo, ya no me cuesta salir a la calle. Quizá esté funcionando ese pequeño cambio en el tratamiento.

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21.47. Cuelgo tras 28 minutos de charla con mi madre. Me llamó desde el banco de la playa, donde fue a fumarse un cigarrito (fuma raramente, y nunca en casa). Me alegra mucho saber que cuenta conmigo para desahogarse de lo cotidiano. Celebra las noticias que le doy: llevo enferma desde el viernes, sí. Pero de otras cosas, porque, tachán: ya no tengo ataques de pánico. Y ya no me siento tan prisionera en casa, además tengo ganas de hacer cosillas, vamos, de hacer "vida normal", no vegetal. Me duché y bajé a comprar, por ejemplo, sin pensármelo mil veces. Recibí una carta importante que estábamos esperando. Buenas o malas noticias, las compartimos, Madre y yo. Quizá no nos entendamos del todo bien, pero nos hablamos muy claro, lo que es de agradecer, y al haber convivido, vaya si nos conocemos. Y nos queremos. Reconfortante. Emocionante.

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P.D. Gracias por vuestros deseos de recuperación. Ya estoy mejor y casi preparada para el siguiente salto en la pauta.

Imágenes de estos dos posts "de noticias": luces en la fuente mágica y fuegos artificiales en Montjuïch.

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