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Carne de Psiquiatra -Trastorno Bipolar

Eutimia en libertad condicional

Recuperar la identidad

Recuperar la identidad Hace años que dejé de ser una persona con nombre y apellidos en lugares sociales, salvo en la Seguridad Social. Hace mucho tiempo que vivo demasiado tiempo en este lugar, donde sólo soy un nick. En la Red siempre estuve cómoda, anónima, con los míos.

Sé que estoy mejorando, entre otras muchas cosas, porque ahora empiezo a utilizar mi nombre y apellidos. Y también a decirle a determinada gente que tengo una enfermedad, ¿qué pasa? Soy yo, es mi identidad también. Por cierto, me he de plantear si me empadrono para cambiar el DNI.

Si se trata de gente que conozco por Internet, se abre la cuarentena y hasta que las cosas no empiezan a aclararse, la relación cuaja, nada de verdadera identidad. No es paranoia, son las normas. Hay mucho loco suelto en Internet, ¿nadie os lo había dicho? Jaja.

Soy yo, yo la que firma un contrato de alquiler, la que paga facturas que llegan a mi nombre y apellidos. La que recibe paquetes y estampa su firma el acuse de recibo.

Cuando estuve muy enferma, en el 2002 y parte del 2003, sin tratamiento adecuado, llegué a despreciar mi imagen en un espejo. Se rompió el del baño y no hice nada por poner otro. No me miraba, para qué.

Ahora tengo dos espejos enormes en la casa, y los uso, cuando hace falta. Nunca fui muy presumida.

Otra manera de renunciar a mí. También retiré mi nombre de la placa del buzón en esa época oscura, para qué. Me odiaba y tenía fobia social. Ahora está ahí, con mi nombre, para recibir lo que deba. Me miro al espejo y a veces me estudio, y me acepto como soy. Nunca seré mucho más delgada ni más guapa, y eso está asumido por la edad y no la enfermedad. Sea como sea, ahora ya puedo disfrutarme un poco. Supero complejos, ya llegarán otros.

P.D. Post-caos. Tengo la cabeza hecha un bombo, sigo con el trancazo o la enfermedad común, y uso el blog para entretenerme.

***

La presencia del mar

La presencia del mar

Hay quien me pregunta por qué Madrid, por qué no Valencia o Alicante, o cualquier otro lugar con mar. Que para otros catalanes ha sido un problema, al parecer. No lo echo de menos. Me gustaría que Madrid tuviese un gran río como tantas otras ciudades europeas, para cruzar sus puentes y recorrerlo arriba y abajo, por ver agua y no un riachuelo. Pero no echo de menos el mar. Y lo tengo a una hora de avión, pero no he hecho en estos siete meses el viaje para ver el mar.

No lo echo de menos porque es parte de mí. Es una presencia, suelo decir, la poseo. Soy mediterránea. Puedo escucharlo a voluntad, he pasado muchas horas haciéndolo. Sé olerlo también. Si cierro los ojos, puedo imaginarme que los estoy abriendo bajo su superficie y notar el escozor de la sal en ellos, en las aguas limpias de la Costa Brava, lugar que aquí no entusiasma porque el agua cubre de inmediato. Como ha de ser, no soporto las playas donde hay que andar un kilómetro para dejar de tocar el suelo. Mis playas preferidas son calas rodeadas de pinos, que llegan a tocar la arena y el perfume que combinan árboles, arena y agua es muy especial.

De bien pequeña me enseñaron a nadar, y me encantaba bucear y explorar entre las rocas de las calas. Usaba zapatos de goma para no pincharme con los erizos, o aletas para nadar más velozmente. Jugaba con los cangrejos y capturaba alguna caracola de mar.  Son recuerdos imborrables, que incluso viviendo en Madrid, me pertenecen. Ahora ya he crecido, si me baño lo hago poco y no me alejo de la costa, y quizá vaya "a la playa" a lo que se dice a tomar el sol, dos o tres veces al año, siendo generosa, porque este año no fui ni una vez. Añado que odio el sol, me daña la piel demasiado blanca, aquí y allí, y debo protegerme.

Pero muy a menudo sí recorría el paseo marítimo caminando, o me sentaba con alguien en la arena ya en el atardecer, o en un chiringuito de esos con música chill out. Y el pelo quedaba húmedo e impregnado de olor, y respiraba esa brisa y me sentía algo más viva. Y eso también me pertenece, de manera que no voy cada día a contemplar el mar cuando estoy en Barcelona. Porque es una presencia también allí, tampoco allí necesito ir a diario ni tanta gente que dice echarlo de menos lo ha disfrutado cuando ha tenido ocasión, como tantos barceloneses que no han pisado la Sagrada Familia.

Me gusta el Mediterráneo, sus países y sus gentes. No lo conozco entero, pero todo lo que he visto me ha cautivado. Nací en el Mediterráneo, pertenezco al él, y que ahora viva en Madrid no me supone ningún problema, demostrado además en meses. El Mare Nostrum sigue ahí, seguirá en el período geológico en el que vivo, y sigue en mi interior.

Estás bien, dijo el amigo; estás jodida y no fumes tanto, dijo la doctora

Estás bien, dijo el amigo; estás jodida y no fumes tanto, dijo la doctora

Poco a poco las personas que conocieron o compartieron “mi pasado” con síntomas descontrolados se cruzan en mi vida o nos reencontramos.

No estaba bien, no me trataba bien a mí ni a los demás, y no era consciente. Ellos sabían que yo no estaba bien, y yo lo sabía porque estaba de baja laboral, entre otras cosas, porque nada me salía bien, porque yo no estaba bien. Estaba bajo la batuta de algo que no se sabía, pero que me destrozó.

A veces daba sustos, tener un ataque de pánico no es bonito pero que lo presencie alguien es muy molesto para ambos. Estaba lo que se suele decir “de los nervios”, pero de forma constante. Abusaba de los tranquilizantes, cuando lo que necesitaba era un antipsicótico que no tenía pautado, ya sabemos, diagnóstico erróneo que pagamos entre muchos, yo y mi entorno.

Otras veces, excesos con el alcohol, ya no era yo sino una maníaca la que hablaba y actuaba por mí.
O la depresiva que rechazaba cualquier encuentro familiar o con amigos.
Esas caras son las que de mí conocen en los últimos años tantísimas personas.

Y ahora, hoy mismo, alguien que me conoció muy bien cuando yo no estaba nada bien, me ha dicho que se me ve estable y serena, en paz. No me parezco a la persona que conocía, ya lo sabía, pero me lo ha dicho con sinceridad, y su opinión es digna de la mayor de las consideraciones. Madrid te sienta bien, sí. Por eso me he quedado, le he respondido, aquí me reconstruyo mejor. Además, la cosa ya toma tintes de exilio político, aunque esto me hace menos gracia, salvando la broma.

Sí, por fin tengo salud mental, toda la que puedo. No sé si esta serenidad es ausencia de síntomas, lo que sé es que ningún síntoma me ataca como antes, y eso para mí es encontrarme bien, aunque los efectos secundarios me recuerden que pago un precio.

No distorsiono las cosas, no más de lo que todo el mundo lo hace, mi mente ya no juega tan sucio como antes.

Las personas tenemos días buenos, malos, normales. Los bipolares, también, no todo es un síntoma.

Mi trabajo ahora es cuidarme. Incluso he adelgazado, algo, no sé si seré la que era, pero poco parece importarme por el momento. Todo llegará, o no, llegarán otras cosas.

Tengo problemas también, de eso la vida no te salva por mucho que lo hayas pasado mal.
Sólo que ahora empiezo a poder llamar a las cosas por su nombre y no me trago la saliva como antes lo cuando algo me perjudica, lucho contra esa sensación de “comerme algo” porque lucho por mi salud mental. Saber decir “no” o “hasta aquí hemos llegado”, qué difícil pero qué necesario.

Soy humana, para bien y para mal.

Y hoy he tenido un buen día, aunque una pequeña mala noticia, que también es buena, siempre viendo las dos caras a todo: los bipolares también tenemos enfermedades comunes. “Antes”, cuando estaba mal, casi las agradecía, porque molestaban tanto que los síntomas quedaban en un segundo plano.

Ya he comprado el antibiótico y los sobres. Unos medicamentos más, y en una semana, nueva. Mis pulmones no, pero eso ya lo sabía, fumo demasiado. Ya dije que sólo donaría mis córneas por considerarlas lo único sano que podría aprovecharse, y una experta me ha dicho que ni eso podré hacer, por ser una persona que se medica. Ya me gustaría a mí tener los ojos de Roy Batty, cómo son las cosas.

Hoy he escrito la página 79 de mi cuaderno, la edad a la que murió mi abuela, y al numerarlo escribí “espero que haya dicho algo de lo que puedas sentirte orgullosa”. Y sí, he escrito cosas importantes, en ese extraño y personal plazo de entrega. Como que no voy a bajar la guardia.

P.D. Frita me tiene Blogia con este formato. Ahora repite párrafos o me cambia el tipo de letra, todo son duendes.

*** 

Para mi memoria

Para mi memoria Ayer escribí cien principios para un cuento.
Ayer escribí cien finales para un cuento.
Y preferí no sacar mi cuaderno.
Sólo para los ojos de mi memoria,
y si ésta falla,
ya aparecerán más principios y finales.
La vida no dejará de inspirarme,
y eso alimenta mi alma.
Ayer llevé mi cámara, y apenas hice tres fotos.
Me interesan más las fotos mentales,
que son las que me acompañarán de por vida,
risas y empujones bipocómplices.
La vida vuelve a maravillarme,
mi alma está sanando.

En tránsito, 30 de agosto de 2005

En tránsito, 30 de agosto de 2005

Estar muchos días fuera de mi casa, la de Madrid por supuesto, acaba por descentrarme bastante. Al final ya no sé dónde estoy, quizá porque llevaba mucho tiempo sin viajar.

Ahora voy de visita técnica a Barcelona, tan sólo dos días, para llevarme fruslerías tales como un secador de pelo. Todo es importante ahora en mi nueva casa, y he de llevar allí parte de mis pertenencias.
Se va a liar con los libros, fijo. Me quiero llevar más de los que me caben en la maleta. Tendré que hacer una selección de... unos 20. Y mis archivos electrónicos antiguos, para ponerles orden.

Todo esto escribo en el tren, yo que criticaba a la gente que abría el portátil para escuchar música... nunca digas de esta agua no beberé, si no es por este bicho de asco me hubiese muerto ya. ¿Para qué lo usas?, me preguntaban ayer, y realmente es mi apéndice: tengo una enciclopedia y un diccionario, escribo, me conecto, escucho música, veo fotos. Y más cosas en las que no reparo, seguro. Con esto, efectivamente, es viable que pueda vivir en casi cualquier lugar. Pero esto no sustituye de ninguna manera al contacto humano, por msn que exista.

Estoy en el tren, y dentro de tres horas veré a mi queridísimo Kidam, que me viene a buscar a la estación. No podía esperar, y aunque esté dos días y medio, la mitad de la mitad, el resto de este martes, intentaremos "ponernos al día", porque hasta octubre que va a venir.... creo que ya ha llovido en Barcelona.
Sigo desconectada de los medios de comunicación, en una especie de vacaciones que ya empiezan a alargarse demasiado.

He querido venir a Barcelona para cerrar en la medida de lo posible el tema de la mudanza, al menos hasta octubre, que será momento otra vez de ir al psiquiatra.

Se avecina un mes de gastos, el primero de mi independencia real, ahora que ya tengo todos los elementos, es hora de aplicarse a unas rutinas, y no debo demorarlo, puesto que ya está todo (eso no se puede decir nunca) bajo control.

Mi primer gasto fuerte han sido los pasajes de tren. Y mañana, peluquería, la mía, la de hace muchos años, la que realmente me deja el cabello a mi gusto. Y quizá me cite con alguien que he conocido en Internet, en un lugar público, por supuesto. Me gusta porque es de los que me dan caña, guerra dialéctica dice él, y bueno, falta ver si en persona nuestros ojos, no sólo las líneas enviadas en chat, se pican también. En su día un "sin nombre ya" me dijo que me faltaban sparrings de mi categoría. Quizá tenía razón, porque cuando encuentro a alguien con quien las horas pasan de forma amena, divertida e inteligente, me asalta una sensación de bienestar enorme, la de comprobar que existen seres humanos con los que compartir una conexión mental.

Mierda, se acaba la batería. Nada es perfecto, pero la última canción que suena es "Blue Jean", toda una señal.

La fiesta de la limpieza

La fiesta de la limpieza Sigo limpiando, parecerá que soy una obsesiva pero voy a vivir aquí mucho tiempo y las cosas hay que empezarlas bien, y además poco a poco en mi caso, porque me rompo la espalda y debo descansar. Se nota que aquí vivía un hombre que nunca estaba en la casa.

El problema es que a veces hay que usar una escalera para llegar a muchos lugares, y de eso no me libra mi altura. Y el problema no está en usar la escalera, sino en el pánico que tengo a caerme y romperme un hueso, porque tengo osteopenia y eso significa ser enyesada o algo peor a la mínima caída. Tengo menopausia adelantada en este sentido.

Un buen amigo se ofreció a ayudarme en la tarea, y ha venido hoy a vigilarme con la escalera mientras conversábamos. Una consulta técnica sobre cómo limpiar el sofá me ha hecho llamar a otro, y les he dicho que si les apetecía y no tenían planes, que vinieran, él y su pareja a cenar.

En plan informal, sin agenda de "el sábado nos vemos". Como me gusta quedar, "¿te va bien ahora? Pues ven cuando quieras, te espero". Así esto ha acabado siendo una pequeña fiesta informal en petit comité.

Esta pareja me ha ayudado muchísimo en todo el tema del traslado y mudanza. Incluso me han redecorado el piso al cambiar unos muebles de sitio, con un resultado muy satisfactorio, realmente tienen idea. Cuando han llegado, yo seguía limpiando, de hecho no he engañado a nadie, guantes en mano y escalera. Ya no me aguantaba de pie cuando he empezado a hacer la tortilla, pero he conseguido que cuatro personas cenásemos hablando de temas de actualidad espinosos, del mercado inmobiliario, y de sexo por supuesto.

He avanzado mucho en la limpieza, pero esta casa no tiene lavavajillas. Mañana, sólo los platos me van a dejar otra vez tirada con la espalda.

Pero estoy muy contenta, a pesar de lo improvisado, tanto, que ni siquiera había contado los platos necesarios. Por cierto, había pocos y he roto uno limpiándolos (iban a ser usados por vez primera...). Y cenando todos con agua en copas, qué gozada ser abstemia y que a los demás no les importe o lo sean también.

Doy por inaugurada mi casa. Mañana lunes tendré a mi primer invitado en el sofá-cama, un invitado muy especial, ya que le tuve en mis brazos cuando nació, mi primo el pequeño que tiene que agacharse cuando pasa por una puerta. Le dejaré algún altillo para limpiar, jajaja.

He escrito a mi psiki y a mi psi y les he explicado que estoy mejor. La mudanza fue muy estresante, y a todos nos cuesta adaptarse a todo lo nuevo, sólo que a mí también me cuesta un ligero desequilibrio en la química de mi cerebro, y he necesitado un ajuste. Ya me ajustarán de nuevo a la baja, no hay prisa.

Ahora empiezo a disfrutar del cambio, de la mudanza. Creo que empiezo a atisbar el bienestar que se fijó como mi próximo paso en mi evolución como paciente.

Carne de cráneo

Este blog parece un jardín descuidado, sin fotos ni nada, pero en la vida real los acontecimientos se suceden, rápidos, y hay que poner a prueba los reflejos, la improvisación, el saber estar, y sobre todo, la cara de póker.
Estoy de mudanza, y ya sabéis qué trabajo da el tema. Y adaptarse de nuevo a todo, darse de alta y de baja en más lugares de los que pensamos...
He conocido a un psiquiatra por internet, me ha contactado por mi perfil de msn (es como una epidemia, le ha pasado también a una amiga)... y me da mucho morbo quedar con él para en un momento dado, decirle "por cierto, tú que dices que me ves tan equilibrada, que sepas que soy carne de psiquiatra, diagnóstico: trastorno bipolar tipo I", y fotografiarle la cara.
Me encantaría poder dedicarme a escribir y a estar tranquila, pero este mes va a ser frenético, la vida da muchas vueltas y acabo de darle una a la tortilla.
Escribiré, cuando pueda, por no tener conexión de nuevo.
Pero estoy contenta, a pesar del cansancio, y más que eso:
Me siento satisfecha.

Entre nubes

Entre nubes Hoy por fin puedo decir que he volado, SOLA.
Muy emocionante.
Me da miedo volar, pero puestos a "sufrir", me pido ventana.
Ha valido la pena, he cruzado la capa de nubes, he flotado entre ellas, y he visto ponerse el sol de una forma espectacular: el sol bajaba por las capas, entró en una oscura y él se oscureció.
He absorbido todos los colores, a cada cual más espectacular, tanto por arriba como por abajo, esos campos labrados de formas irregulares.
He llegado a mi casa, una sensación de bienestar enorme.
Me ha dado el insomnio, era de esperar.
Como que me gorreasen el brick de leche.
Mañana descansaré, iré al médico, a comprar, y a empezar la búsqueda de nuevo piso.
Un reto más.

Planes

Planes Hora de la siesta. Me apetece hacerla, no quiero tomarme un café, quiero descansar.
Me pongo a leer y me dejo llevar por el sueño.
Suena el teléfono y no lo cojo. No tengo ganas de hablar, además hacerlo es correr inmediatamente hacia el balcón en busca de cobertura.
Me he despertado ya, pero estoy disfrutando de una actividad cerebral muy agradable, y me enrosco entre almohada y sábana, y me da igual que sea sábado y no tenga planes. Estoy a gusto, no sé si son ensueños pero disfruto del momento de bienestar.

Necesitaba descansar, relajarme...

...este mediodía me han llamado, planes. El plan era salir YA de casa para comer YA y para ir YA al cine. He dicho que bien, que me apuntaba, pero al colgar inmediatamente me ha entrado la angustia, la taquicardia, y todo lo que me pasa cuando algo es para YA y me pilla desprevenida. Si no tengo control sobre la situación, sigue pasándome. Podían haber avisado ayer...

Me ha costado llamar y decir “no puedo”, no me sentía bien ni para comer con ni para meterme en un cine de palomitas. No me he sentido demasiado mal al rechazar el plan porque entre otras cosas me lo acababan de proponer y la angustia me podía a mí. Y no, con angustia no voy a ninguna parte.

La angustia se me ha pasado bastante rápido, respirando en la terraza junto a mi planta aromática.

Hace muchos meses que no voy al cine. Me gustaría ir, no hay nada que me lo impida, ni siquiera sentiría claustrofobia. Colafobia sí, por eso tampoco me ha atraído sino que me ha angustiado la idea del cine lleno. Puedo ir entre semana tranquilamente, el caso es que no lo hago, y no me pregunto el por qué. Todo llegará, a mi paso. Es una actividad que debo desear, es decir, mi psiquiatra no puede pautármela.

De vez en cuando, necesito notar esa paz interior que tanto anhelaba, y es un estado mental que debo experimentar en solitario. Hay quien diría que estoy depre por preferir esta soledad a verme con gente. Yo creo que hay un momento para todo.

Necesito tranquilidad, ni siquiera aguanto mucho tiempo en el pc. Ayer me dí una sobredosis y hoy tenía nulas ganas de conectarme.

Escucho música, veo algo de TV, limpio mi parte de la casa. No estoy inactiva, no me siento depre, pero sí noto que estoy en un lugar que todavía no me pertenece, que no conozco sus trucos, y que eso ha de llevar tiempo.

También decliné ir a la Feria del Libro, porque me conozco y ya me sobran libros en esta casa. Esta semana he dicho que no a muchas cosas, y me tocará a mí hacer la próxima llamada. Proponer otro plan.

Ah, y no he querido salir esta noche con mis compañeros de piso. Pero ese es el pan de cada día, ya saben que no me gusta trasnochar y ellos lo hacen a diario. Lo que no saben es que lo tengo muy restringido.

Mientras tanto, sigo en "paz interior", y me he puesto a escuchar el “Unplugged” de Nirvana. Es hora de tomar las pastillas, de decir adiós a este día, y de acordarme de que el miércoles mi madre estuvo aquí y me hizo muy feliz. Eso si fueron planes buenos para mi psique.

Mañana iré a por el periódico. Dudo que tenga ganas de pasear por el Rastro, del bullicio. Sé que estoy “de rollo tranquilo”, y lo celebro, apenas necesito ya de los ansiolíticos, yo que me los he tomado no a miligramos sino a kilos.

Estoy contenta, hace mucho que deseaba esta soledad positiva.

Interrogantes

Interrogantes Muchos fueron los interrogantes que se me plantearon cuando empecé a estabilizarme. Poco a poco, conseguía tomar decisiones. Tenía demasiadas a tomar, puesto que el tiempo había pasado mientras yo estaba ausente de él, enferma y cuidada por mi familia.

Cuando pude y me animaron a iniciar una vida autónoma, decidí hacerlo en un lugar nuevo. Me sentaría bien el cambio de aires, y allí no me sentiría incómoda. Y así ha sido.

Ahora regreso a donde pertenezco y veo que ya estoy más preparada para volver. Volver en dos sentidos, el físico y el mental.

VIVIR.

Hace mucho que no tengo ideas suicidas, aunque sé que nunca se está a salvo de recaer. Me he dedicado a vivir hasta ahora, y pienso seguir haciéndolo.

Vivir, palabra difícil donde las haya. He estado ejerciendo de ser viviente estos dos meses y medio, y es nuevo para mí. No sé cómo explicarlo, es una nueva vida en muchos sentidos, y no sé si los posts anteriores bajo el tema "Nueva vida" reflejan cómo he abierto los ojos a la Vida, empezando de 0.

Esta mi ciudad me había contaminado junto con la enfermedad, y ahora percibo que me estoy reconciliando con este ambiente, mi ambiente, mi ciudad. Porque estoy mucho mejor conmigo misma, y eso es lo importante, porque a partir de ahí puedes vivir en cualquier lugar. De ti no escapas nunca por mucho que huyas a otros lugares.

Me ha venido muy bien cambiar de aires. He relativizado. No he tenido servidumbres. He empezado a ser un nuevo YO que no me desagrada porque pisa el suelo firme aunque siempre hay donde mejorar, y ahí tengo a mi psiquiatra dándome un tironcillo de orejas pero a la vez diciendo "ya vendrás", cita que concerté para unos meses.

Pensaba quedarme más días en Barcelona, pero he decidido hacer la maleta ya, ir a mi cas, seguir con mi vida donde ahora la tengo. Ahora tengo que seguir con mi etapa en Madrid, etapa que empieza a atisbar una fecha de finalización. Y esa creo que es la buena noticia.

Mi psiquiatra me dijo que ahora tenía que subir un escalón más, llamado bienestar, y ayer el tema me iba dando vueltas en el subconsciente hasta que fui capaz de verbalizar "volveré tras el verano". No es una decisión firme, sólo un feeling, el de que lo que tenía que hacer a 600 km. de casa ya habrá finalizado para entonces. Fue parecido al primer atisbo de decisión de mi marcha, por lo que sé que los tiros irán por ahí. Siempre hemos de contar con el imprevisto (¿y si me echo novio, qué? jaja), pero lo que hay es:

Yo estoy bien, y en mi ciudad natal, que me estrangulaba, empiezo a sentirme tan cómoda como ahora lo estoy en Madrid.

Y antes no lo estaba. Necesitaba ese break.

Noto cómo respiro, noto que la angustia ya no me posee como antes y me han rebajado bastante el ansiolítico. Sé que habrá un momento para que la etapa "Nueva vida" tal como la concebí ha de acabar, o al menos tengo esa intuición.

Seguiremos pensando en ello, en las consecuencias positivas, también en las negativas. Seguiremos construyéndonos sin prisa y sin pausa, despejando tantos interrogantes que nos han tenido bloqueadas, Carne de Psiquiatra.

A gusto

A gusto Me asomo por aquí y me digo que tengo algo olvidado el blog, y le digo a Kidam que para qué voy a contar la rutina cotidiana, cuando no me apetece hablar de bipolaridad.
Pronto tendré una conexión buena y entonces ya hablaremos...
Pasado mañana toca psiquiatra. Vuelvo a recorrer los 600 km, a ver qué me encuentro...
Me lleva de vuelta Kidam. Si no tuviese este viaje tan planificado, no sé qué haría... sí, lo sé, no me movería de esta ciudad, que empieza a acogerme como si hubiese vivido aquí toda la vida, y yo sin darme cuenta hasta que un día fue tan evidente que tomé la decisión. No me arrepiento, o no de momento, ¿y por qué debería hacerlo? Estoy bien, y he de cuidarme y no olvidarme de que he de cuidarme. La perogrullada consiste en que aquí se va de cañas, etc, cosa que en mi tierra no sucede. Y se trasnocha mucho más. Y servidora bipo no puede permitirse estos lujos.
A gusto, con mi nueva gente madrileña y con Kidam, mon amour, que ha venido a pasar el San Isidro.
Nos lo hemos pasado de muerte.

El rincón del fumador

El rincón del fumador

Ya tardaban en venir las quejas por mi consumo excesivo de tabaco en el salón (normal ese exceso en enfermos mentales, aunque los hay que no fuman...) Menos mal que estamos ya en primavera-verano y en el balcón hemos preparado mi "rincón del fumador". No es ningún castigo, es higiene para todos en la casa. Además, es agradable estar en la terraza. La calle es tranquila, veo más árboles que casas y encima hay pájaros de verdad. Y hormigas también, espero que no entren en casa.

Por aquí todo bien. No me quejo, es más, de nuevo me planteo escribir una sitcom con las movidas de la casa. El otro día hicimos un feedback mi compi y yo y confirmé que en la casa hay buen ambiente, vamos, que no me van a echar, y como no hay casa perfecta, en esta estoy de coña. O sea que ya me planteo instalar la conexión a internet allí. También he de decir que nada sabe ni ha de saber sobre esas pastillas que escondo y tomo en mi habitación. Soy normal en apariencia y en mis actos, y no sé si se entendería una enfermedad como la mía, aunque seguro que él conoce a alguien con ella, sólo por el porcentaje ya nos toca uno o dos a cada uno, diagnosticados o no.

Respecto a cómo se porta la bipo, a veces la "tostada" es preocupante, o el otro día por la tarde de repente la cabeza se me disparó de forma que hubiese acabado una enciclopedia de la A a la Z. Me obligué a parar actividad, reposé, y conseguí dormir un rato. Cuando levanté, la vorágine había acabado. No se ha repetido, así que lo dejaré como anécdota para el psiquiatra.

Lo de que el coco vaya rápido tiene su lado bueno y su lado malo, desde luego, es síntoma de estar subiendo o subido. A veces analizo y casi me alegro de ser de "las que suben" en vez de "las que bajan", porque abajo se está muy mal y en cambio cuando tienes las neuronas en plan pentium se pueden hacer cosas muy interesantes. Pero he aprendido que no interesa, que hay que pararlo. Hay que joderse, parece "lo bueno" de la enfermedad y no es así.

A veces me acojono porque es primavera y los bipos caemos como moscas con el cambio de estación ya sea hacia un lado o al otro. Pero yo sigo notándome bien, excepto estas pequeñas molestias que no son cotidianas, bueno, la tostada sí, aunque le va a días, a veces no es muy fuerte.

Supongo que de vez en cuando tendré estas pequeñas indisposiciones. Y cada vez más, sabré pararlas.
Para eso está mi psicoeducador y también mi psiquiatra. Tengo hora pronto ya, pasado San Isidro.
"Nos vemos en tres meses"
Y Carne de Psiquiatra sonrió, esa distancia en el tiempo era la mejor señal de que las cosas por fin iban bien, que "la paciente es reticente al tratamiento farmacológico" dejaría de figurar en mis informes.

Me vuelvo a casa, me pondré musiquilla y respiraré, mejor dicho, fumaré, en mi rinconcito del balcón. Ah, me acompaña una planta de hierbabuena que compré el otro día y casi se funde los días del puente, pobrecica ella ahí con el solano y sin beber.

Yo siempre llevo un botellín de agua en el bolso, con las pastillas. Dejando de lado el hecho de que bebo unos dos litros de agua al día, no me olvido de lo que debo hacer. Si me pilla la toma fuera de casa, ahí la llevo, no hay excusa.

Y estoy muy bien psicoeducada (esto vale pasta y un esfuerzo por parte de uno, nada es gratis aquí): aunque me encuentre bien o super-bien, no voy a dejar de tomarlas. Otros lo hacen, en la euforia del "ya no las necesito". Yo sé que si no fuese por la pastilla que más odio, la que me deja KO, la que me provocó un desmayo fatídico, no estaría bien. Y me la tomo, por gazpacho. Ya me la retirarán, o no, porque me plancha por arriba. No quiero subir, estoy bien donde estoy, y que dure, que se está muy bien así. Incluso tengo menos angustia, aunque eso lo atribuyo al cambio de ambiente.

Cosas que he de confirmar con el psiki.

Menudo tostón me sale hoy de post. No ando muy inspirada, me parece que necesito un novio de primavera. Ya he mandado a donde correspondía al tío del Mercedes, o sea, a comprar coños a otra parte, puesto que el mío no está en venta. Me da asco la idea de convertirme en un florero. Aunque viendo el lado bueno de la cosa, halaga que puedan considerarte como tal, en el sentido "eres deseable", o sea, que doy el pego por ahí a pesar de la edad. Buena genética, en algunos aspectos. Buen tema para otro post.

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Esperanza de vida

Esperanza de vida Estaba escribiendo un comentario-respuesta a Antonio hace un par de posts y se me ha ido el teclado de las manos....

Un día le pregunté a mi psiquiatra sobre la menor esperanza de vida de los que tenemos TB (trastorno bipolar) sobre la que ya tenía noticia. Y resulta que al parecer son cosas de la estadística. Por ejemplo, cogen a 1000 bipos y si se suicida el 20% que esa misma estadística suele decir, pues ya tenemos todos menos esperanza de vida.
¿Sabes qué pienso? Que cada día las pastillas le hacen algo más que cosquillitas a nuestros riñones y, en la mayoría de la medicación, al hígado.

Precios a pagar. Cambio hígado que quizá pueda arreglarse en su día por cerebro químicamente equilibrado.
Yo priorizo. Quiero mi cerebro. No renuncio a mi lucidez, aunque me haya crecido la barriga o me hayan de quitar un riñón en el futuro, como le sucedió a un compañero ya en la sesentena. Por cierto, buena edad, ¿no?

Los bipos queremos salud mental. No, no hablo por todos, hablo por mí. El resto son fruslerías, a veces muy molestas, faltaría más (me refiero a los efectos secundarios, como mi "tostada"), pero no hay nada más molesto y jodido a la vez (qué eufemismo) que los extremos bipolares, llamados Depresión Mayor y Manía-Psicosis, en mi opinión.

Infiernos mentales. Viajes de ida donde la vuelta puede ser el Tour de France, en mi caso año y medio de ingreso domiciliario, qué sería de mí sin mi madre, y cuánto la echo de menos, ahora que he debido separarme de ella, pues debo -sí, debo- recuperar autonomía.

Y nadie te asegura que te quedes en eutimia, en equilibrio, ni un sólo día. Cualquier cosa, un detonante o porque sí, puede enviarte de nuevo a un bando u otro de la línea, o el maldito episodio mixto, equivalente al limbo, en tierra de nadie recibiendo pedradas por todos lados.

Si superas eso, si superas 10 años de tratamiento y diagnóstico incorrecto, si por fin estás bien medicado, si tienes la oportunidad de vivir dos meses como una persona más o menos normal... en Madrid, por ejemplo, cumpliendo a la vez un sueño... Cada día de eutimia es un regalo ahora para mí, y no me deprimo aunque me sienta sola a veces, ahora mucho menos, cuando mis viejos amigos, los libros, han vuelto a proporcionarme emociones. Y me siento eufórica cuando puedo bailar una canción de los 90 recordando esos garitos de la época y quién estaba a mi alrededor, y brindo por todos en mi interior.

Cada día, cada uno me da felicidad, sea introspectivo, sea de ruta por la ciudad, sea lector, sea ... me da igual. Es un día que vivo y disfruto. Después de mucho tiempo de no saber qué es eso, se dice pronto.

Si muriese mañana, lo haría feliz. Bueno, por favor, antes me gustaría ver a Padre, que hemos quedado ya.

Que la estadística me quite 9 años de vida me da un poco lo mismo. No sé si puede entenderlo alguien que no haya pasado por una Depresión. Los que hemos estado muertos en vida apreciamos la vida. "Sí, tu vida ha sido corta, pero has brillado con el doble de intensidad", le dijo Tyrell a Roy Batty. A veces me identifico con esa frase, no siempre vida biológica es vida mental. Mentalmente sana.

Y me reafirmo en mi filosofía "Carpe Diem" (ver post del mismo título), para mí no hay ni puede haber otra. Hoy estoy aquí en el reino de los lúcidos, mañana puedo estar en una puta psicosis o deseando morir. Esclavos de nuestras emociones = desequilibrio químico en el cerebro.

Y he venido aquí, he cambiado de aires, para dejar de suicidarme. Eso sí que jodería mi esperanza de vida de todas todas y encima engrosaría la estadística, rebajando la de los demás.

Esa es mi esperanza de vida. Soy feliz aquí escribiendo, ahora respiraré fuera el anochecer, llegaré a casa y ... estaré en casa, lo cual es también una sensación de felicidad. Y dormiré felizmente envuelta en el vaivén de mi cerebro cuando cierta sustancia le de órdenes. Y....

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Como anécdota, un día en el foro de Bipolarweb se hizo un concurso en clave de humor sobre quién tenía más dolencias, y los ganadores, los que más enfermedades confesaron, tenían todos los puntos para degenerar (artrosis...) o morir de cualquier otra cosa. Por cierto, el hipotiroidismo es una patología asociada al trastorno bipolar. Y el tabaquismo, a la enfermedad mental en general.

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Reflexiones, decisiones

Reflexiones, decisiones Llevo días de meditación. Meditar debe ser mi actividad principal por el tiempo que le dedico a ella, ahora que no tengo la conexión 24 horas que me acerca al mundo. Bien, en realidad, desconectada es cuando me he acercado realmente al mundo y hablado con personas que tenían mejillas para besar y ojos para leer en ellos.

Dentro de unas horas estaré en mi Barcelona natal. Viaje obligado, la ITV de salud mental, y con ella las nuevas instrucciones, pautas, rutinas. Informe que voy a presentar: he sido mu mala, si, mu mala, he salido de noche, no he hecho deporte, sólo paseos. Pero sigo encontrándome bien. ¿Esto va a durar o estoy viviendo un sueño eutímico?

He de tomar demasiadas decisiones, y poco a poco las incógnitas se despejan solas.

HE DECIDIDO Y ASÍ SIENTO QUE MI CASA ESTÁ AHORA EN MADRID.

Y tengo todo el derecho a cambiar de opinión, pero así me siento ahora.

Dice mi compañero de piso que lo llevo muy bien, que mis momentos de soledad son normales (cómo echo de menos a mi gente, sólo ellos lo saben), que Madrid al principio es dura pero luego se abrirá como una rosa para mí.

La intuición nos dijo a los dos que nos llevaríamos bien cuando nos entrevistamos por primera vez ("has ganado el casting") y así ha sido hasta la fecha. Ayer se alegro cuando le dije “aquí me quedo, volveré a esta, mi casa”. En la placa del buzón ya está mi nombre, ayer fui por primera vez al teatro y hoy llevo las maletas vacías, porque han de volver más llenas de lo que lo hicieron en marzo.

Trato indirectamente con inmigrantes, ahora mismo en el cyber, y percibo la extrañeza de su tierra, que realmente está lejana, y las penalidades en las que viven. Y me congratulo de ser una nueva madrileña más, y de lujo, porque tengo la gran tranquilidad de no estar bajo las presiones de mi anterior vida, la anterior al diagnóstico, la vorágine, y por fin el aterrizaje. Este proceso ha sido muy duro, y agradezco por fin el disponer de salud mental, y de empezar a tener la sabiduría para discernir, en un nuevo lugar, extraño a la vez que cercano, qué quiero y qué no quiero, qué me conviene y con qué he de ir con tiento.

Tengo muchísimas ganas de ver a mi madre.

Sé perfectamente que aterrizar me va a remover muchas emociones: lugares queridos, personas amadas... Que tendré dudas, que me sentiré envuelta en la comodidad de lo conocido, que... y también sé lo que me ha costado conseguir el billete, no por falta de plazas, sino porque de alguna manera no tenía ganas de ir.

No tengo fecha de vuelta, pero volveré, porque esta, Madrid, es mi casa.

Y la tuya, amigo Kidam, pa cuando vengas tú.
Porque mi definición de casa es: mi casa es la casa de mis amigos.

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Imagen: Hundertwasser Haus, en Viena.

Abre los ojos

Abre los ojos Bueno...
Pasan las semanas, pasan muchas cosas... normal cuando te has trasladado de piso, de barrio y de paso de ciudad.
Me encuentro bien y así me lo ha dicho gente que conozco que "me controla", y sólo por eso ya estoy contenta, además de porque estoy haciendo tareas domésticas que tenía algo olvidadas, en definitiva, estoy empezando a cuidar de mí misma, poco a poco, buena letra, y sin agobiarme o al menos intentando no agobiarme.
Me siento bien en mi piso, hay buen rollo con mi compañero y eso es algo también a destacar.
He pasado la S.Santa con una buena amiga de Bcn que ha venido a "madrilear", y ha sido intensa la cosa, así que ahora toca descansar algo. Podómetro en mano, un día caminé 10 km. Para mí es una distancia considerable, puesto que no la hago a diario. Así cinco días, en fin, no he adelgazado porque hemos comido lo que nos ha dao la gana y el tapeo... que nos quiten lo comido.
La sensación de estar en la película de Amenábar "Abre los ojos" ha estado presente estos días, las avenidas estaban vacías sin tráfico. Y las procesiones, pues la verdad, muy rancias, daba pelusa y todo.
Me voy a meter en el trasto este de la foto, que lo necesito. Prometo escribir algo decente la semana que viene, ahora que ya tengo los ojos más abiertos, estoy más adaptada.

Contestador automático

Contestador automático Como ya dije en su día, no puedo estar a lo que estoy.
Me adapto al barrio, a la ciudad, a sus gentes. Conozco gente, conozco bipolares, estoy abierta a lo que me ofrecen, porque ya sabéis, Oportunidad no pasa dos veces.
Tengo material para este blog, pero está almacenado en un pc que no tiene conexión.
De momento.
Todo llegará, abril se acerca y con él... despegue. Matricularme en el gimnasio... esas cosas que cuestan pasta y ahora estoy invirtiendo en otras tipo "dónde poner el cepillo de dientes". Los bazares de todo a 100, que ahora llaman "los chinos", me están ayudando mucho.

Por lo que decía Asmelgar en el otro post:

Iré a Barcelona en principio una vez al mes-mes y medio, a mi psiki y a mi psicólogo, que no los dejo por nada. Gracias a ellos ahora disfruto de un período eutímico, bueno, y también gracias a mí, que en todo momento quise mejorar.
Dejo mucho pasado en mi ciudad natal, y me está sentando bien el cambio de barrio. Estoy a una hora de Barcelona, si hay una emergencia. Está calculado. Y siento morriña de la gente, sí, de mis mejores amigos, pero por suerte hay teléfonos, y además pasaré la semana santa con una de mis amigas.
No te preocupes Asmel, tengo órdenes de mi psiki de empezar a cuidarme, de hacerme yo solita la comida y las coladas -hace años que no me ocupo de eso y cuesta volver a empezar-, y poco a poco, lo estoy haciendo. Al principio cuesta, pero lo estoy haciendo bien, creo, poco a poco, no hundiéndome si algo no me sale bien. En todo caso, estos cambios serán valorados en breve por mi psicólogo-psicoeducador.
Sigo recibiendo órdenes de ellos. Si notasen que esto no me sienta bien, y así me lo dijesen, sería la primera en volver.

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Voy a desactivar temporalmente la opción comentarios del blog.
Prefiero que me escribáis, para lo que sea, aunque sea un "hola", si os lo pide el cuerpo.

Madrizzzzzzzzzzzzzzzzzz

Madrizzzzzzzzzzzzzzzzzz 12 días en Madrid... cómo pasan, y qué intensos han sido.
Tuve que cambiar de habitación... qué movida, nada más llegar.
Estoy adaptándome a la casa, a mi compañero de piso, a la gente que por ella circula (incluídas las bolas de polvo)...
Me despierto psicoeducativamente a una hora decente,
PERO
Luego a mediodía caigo como las moscas.
Menudos siestones,
y algunos plantones...
Sorry chicos, me quedo frita frita, ¿será el antipsicótico?
Estoy con algo de morriña, sobre todo de mi gente, pero aquí hay gente, cómo no, y con el tiempo...
Gracias por vuestros mensajes. Intentaré dedicarle algo más de tiempo al blog, el problema es que no tengo conexión en casa.
Buenas nochezzzzzzzzzzzzz

Los estoy encontrando...

Los estoy encontrando... Esto es una gozada.
En la imagen, los del piso que comparto. Buen rollo. Al principio, siempre es así, he compartido piso siete años y ya no me chupo el dedo. Ya veremos con el tiempo.
Esta ciudad está llena de bichos raros, y además no se camuflan.
Fascinante.
Tiro de cyber, así que me debo a mí misma un largo artículo en este blog.
Me encuentro bien. El frío me ha dejado los labios cortados pero ya estoy en ello.

Primera semana en Madrid

Primera semana en Madrid Hechos: para llenar tres páginas de anécdotas, gente, imprevistos, previstos...
Hechos: sigo bien, algo estresada, normal vamos.
Hechos: estoy contenta. No me he equivocado, tengo un buen feeling.
Hechos: aquí la gente me ha recibido con los brazos abiertos.

¿De qué hay que quejarse?

Esto es duro, sí, cualquier mudanza lo es, pero nadie dijo que iba a caminar sobre un paseo de rosas.
Me he comprado un protector labial, no tengo frío pero mis labios sí, jaja.

Bezoz pa todos